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19/05/2024  
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Jerez

Socios de El Trasiego y su pitero regalan uno de los momentos más mágicos de la Feria

La nueva junta directiva de esta caseta, fundada en 1989 de la mano de un grupo de amigos, recupera esta tradición en el Real después de décadas

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Los socios de El Trasiego recorriendo el Real con el pitero.

La Feria del Caballo nos regala cada día momentos mágicos en un Real que jerezanos y visitantes pisan como si no hubiera un mañana, con ganas de comerse el mundo y de quedarse a vivir para siempre. Este lunes festivo los encargados de protagonizar una de las estampas de la jornada fueron los socios de la caseta El Trasiego, la primera y la última que pisamos si abandonamos el recinto ferial por la portada principal de la avenida Álvaro Domecq.

No todos lo saben, pero la caseta que en 1989 fundaron un grupo de 16 amigos fue la primera con suelo de madera para bailar sevillanas. Las restantes se asentaban sobre el albero con un pequeño trocito de tablado para bailar. Esta particularidad y el pitero que los antiguos socios fundadores traían desde la Hermandad de Triana de Sevilla expresamente para tocarles y cantar y bailar sevillanas la hacían única. “Había muchas personas que venían expresamente a bailar sevillanas acompañadas por el pitero”, señala Blanca Muñoz, presidenta de la caseta, que se ha empapado de estas señas de identidad desde que vino al mundo. De hecho, el destino ha querido que ella y El Trasiego compartan año de nacimiento. 

El año pasado, la nueva junta directiva que encabeza Muñoz, hija de uno de los socios fundadores, recuperó esta tradición “pero no con un pitero cualquiera", sino con Cele, el mismo con el que empezó todo. “Él hizo su aparición tocando y muchos socios -entre los que hay muchos mayores- se emocionaron”. Este lunes lo volvieron a hacer –aunque esta vez con un familiar de Cele, porque se encontraba lesionado- y de nuevo esta experiencia se convirtió en uno de los momentazos del día sobre el albero del González Hontoria. 

Una vez que el pitero hizo su entrada por la caseta, cuando Muñoz daba su discurso de despedida y regalaba unas sevillanas compuesta por ella y sus hermanas, recorrieron el Real haciendo paradas para bailar y cantar ante las miradas de todos los presentes. Un viaje a una tradición de la mano de familias al completo de varias generaciones que está más viva que nunca y un regalo para una Feria única y diferente que estas iniciativas hace aún más grande.

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