Los dos agentes de la Guardia Civil de Níjar (Almería) para los que la Fiscalía pide 19 y 18 años de prisión acusados de dirigir una banda dedicada al robo de marihuana a narcotraficantes gracias a la información que obtenían desde su posición han rechazado este miércoles cualquier relación con estos hechos, toda vez que han defendido sus actuaciones con respecto a la legalidad vigente.
"Jamás he mantenido una reunión con nadie para hacer cualquier acto ilícito. Jamás", ha manifestado R. durante su declaración en el segundo día de la vista oral que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería después de que al inicio del juicio otros acusados lo señalaran directamente como la persona que diseñó un asalto a una nave industrial de Níjar en la que, según habían podido saber, se almacenaba y cultivaba cannabis.
El acusado, que solo ha respondido a las preguntas de su letrada defensora, ha desechado cualquier tipo de actuación delictiva en torno a tres 'vuelcos' de droga que se dieron entre el 26 de febrero y el 11 julio de 2020; el primer de ellos ligado a la interceptación de un camión que transportaba marihuana envasada al vacío en el doble fondo de la caja de la que, según la Fiscalía, habrían hurtado 23 kilos a través de la manipulación de las actuaciones.
El agente ha asegurado que fue a través de un "confidente" como tuvieron conocimiento de que el camión podía transportar droga, por lo que acudieron a interceptarlo en la A-7, a la altura de la Venta del Pobre en Níjar, antes de conducirlo hasta un callejón "un poco escondido" para iniciar la inspección. R. ha asegurado que acudieron a ese punto por motivos de seguridad y no para evitar las cámaras de vigilancia de los negocios que hay en el polígono.
Sobre la presencia de otras tres personas con chalecos reflectantes en torno al camión que fueron captadas por un vídeo que grababan los agentes de Asuntos Internos, el acusado ha dicho que pertenecían a otra "empresa" y que les pidieron que se alejaran, por lo que ha rechazado que fueran personas que colaboraran con ellos. "Trabajaban en una empresa del polígono", ha dicho el interpelado quien, sobre la aparición de otros vehículos, ha asegurado que se trataba de una "autoescuela".
R. ha asegurado que se avisó a la cadena de mando "inmediatamente", en "apenas unos minutos" de interceptar el camión, con lo que ha rechazado que se ocultara información, que se usaran medios cercanos para transportar parte de la droga intervenida o incluso que se facilitara a terceros vestimenta de la Guardia Civil para simular la presencia de más agentes con la finalidad real de un robo de droga; cuestiones ante las que su compañero J. ha respondido en la misma línea a preguntas solo también de su propia defensa.
Sobre el segundo episodio que tuvo lugar en el polígono Santa Olalla en junio de ese año, que se habría visto "frustrado" según la versión de la Fiscalía, el acusado ha indicado que hacía al menos dos años que se había ordenado al acuartelamiento mantener vigilada la nave ante las sospechas de un posible traslado de marihuana y que, por ese motivo, la tenían en el punto de mira.
El acusado ha negado que días antes de que se produjera una intervención policial en el local, que el mismo propició con una llamada a otros compañeros, se concertara con más personas para planificar un robo ni que diera instrucciones a otras personas, que en la jornada anterior del juicio lo señalaron como organizador, sobre cómo actuar.
El presunto agente corrupto ha incidido que sus contactos previos con otro de los acusados, al que supuestamente entregó una bolsa con uniformidad de Guardia Civil, obedecían a la compraventa de un vehículo; uno de sus "hobbies" con el que obtenía ingresos extra.
Este mismo acusado, al que se halló en posesión de un chaleco de Guardia Civil, ha rechazado que se le fuera entregado en una bolsa que, conforme al relato del agente contenía una sudadera como "regalo", y ha asegurado que la presencia de la prenda oficial en su casa fue porque el agente la sacó durante una fiesta de cumpleaños para que los niños jugaran.
R. también ha rechazado que empleara el vehículo de otro de los acusados, una furgoneta blanca, para intentar sustraer la droga en una operación que se vio frustrada después de que dos de los acusados decidieran en el último momento no participar en la operación, según afirmaron ante la sala, en la que se desligaron de los delitos y afirmaron que su presencia cerca del lugar de los hechos era por curiosidad para ver qué ocurría.
El acusado también ha negado cualquier participación con el robo de 19 kilos de resina de hachís el 11 de julio en Málaga, ya que, según ha explicado, esa noche cenaba en Aguamarga con su familia. Preguntado por las conversaciones telefónicas interceptadas ligadas a este asunto, ha afirmado no reconocerse en dichas llamadas, toda vez que su posible presencia en la zona, según ha dicho, podría estar relacionada con su actividad de compraventa de vehículos que en verano "se dispara".
El agente se ha desligado además de otras actividades económicas como una finca para la producción de cáñamo industrial que, según ha dicho, está a nombre de su mujer aunque él participara el ciertas decisiones, o en el alquiler de pisos, cuya propiedad gestionaba su esposa y la familia de ella.