España es uno de los países más afectados por la viruela símica en el mundo. Concretamente son 7.000 casos los que tenemos en la actualidad, ocupando el segundo lugar mundial solo por detrás de Estados Unidos con 21.000 casos. Igualmente hubo un momento de la pandemia por Covid-19 que supuso un incremento exponencial de casos y nos situamos entre los 8 primeros países del mundo con más casos confirmados. Ahora mismo ocupamos el puesto número 12 de todo el mundo.
La viruela símica empezó a transmitirse por el contacto con animales salvajes, apareciendo el primer caso en El Congo en 1970. Pese a la cantidad de casos, tiene una propagación limitada al contacto persona /persona y se realiza a través de fluidos (sangre, líquidos corporales, lesiones de la piel o mucosas de animales infectados).
No es igual que la viruela humana, aunque pertenezcan a la misma familia, el contagio en humanos es porque durante las relaciones sexuales al producirse el contacto íntimo y existir pústulas, éstas se rompen y liberan el fluido con partículas del virus. Aunque los casos en España los contagios predominan las relaciones sexuales entre hombres como vía de transmisión, no es una enfermedad del sexo masculino, ni exclusiva de este grupo de relaciones sexuales.
Los síntomas son fiebre, dolor de cabeza, inflamación de ganglios, dolores musculares y falta de energía y después la erupción cutánea sobre todo, en cara y luego al resto del cuerpo, principalmente manos y pies.
Su tasa de mortalidad es baja y está en torno al 1%. Como la población más joven no está inmunizada frente a la viruela humana, por ser una enfermedad ya erradicada y dejó de administrarse la vacuna en los años 80, es esa población la que tiene más riesgo de contraer la enfermedad. La vacuna de la viruela humana proporciona una protección frente a la viruela símica en torno al 80-85%.
Llama la atención que, pese a existir estas enfermedades infecciosas en España, nuestro país es el único de los países europeos que no reconoce en medicina la especialidad de infeccioso.
Se antoja fundamental incorporar esa especialidad y así evitar que puedan pasar desapercibidas determinadas enfermedades o equivocar los diagnósticos.
Por eso son muchos los profesionales médicos que demandan la creación de esta especialidad e incorporarla a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud y parece que para que se logre, está pendiente de la aprobación de un Real Decreto para conseguirlo.
Un ejemplo de buen hacer es Reino Unido que ha logrado reconocer rápidamente casos positivos, gracias a que en las urgencias de hospitales hay especialistas de infeccioso.
Sin duda, ante el creciente número de casos de estas enfermedades, ante un futuro incierto, debemos prepararnos para afrontar la lucha contra las enfermedades infecciosas con garantías.