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Huelva

La venta de droga dispara las alarmas en la calle Tharsis

Familias se ven obligadas a sacar a los niños de las habitaciones exteriores mientras los okupas vuelven a amenazar con “meter fuego a toda la calle"

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  • Decenas de cajas de botellas de vino acumuladas en el edificio okupado de la calle Tharsis. -

Los vecinos de la calle Tharsis han alertado de un preocupante incremento de la inseguridad en la calle Tharsis, donde un edificio al completo permanece ocupado de forma ilegal desde hace más de una década, generando graves problemas de convivencia.

Según ha explicado a Viva Huelva una de las vecinas de la calle y portavoz de la ‘Iniciativa ciudadana contra la okupación de viviendas en la calle Tharsis’, el edificio se ha convertido en los últimos meses “en un punto de venta de droga en toda regla”. El estado de los numerosos “clientes” que “entran y salen a todas horas del edificio”, dice esta vecina, deja más que claro que el tráfico con estupefacientes no se limita a la marihuana y que “se está negociando con otras drogas mucho más fuertes”.

Desde entonces, la oleada de daños en los vehículos aparcados en la calle ha ido en ascenso y muchos de estos compradores suelen permanecer por la calle y se dedican a mendigar en la puerta de un establecimiento de alimentación que ha abierto en la zona. “Le han llegado a pedir hasta a mis hijos, que son menores”, cuenta esta vecina, que teme que el estado de dependencia de estas personas a los tóxicos les lleve a agredir a alguno de los vecinos que les niegan limosna.


Hasta el edificio llegan constantemente, también, personas en coche, lo que ofrece una idea de la envergadura que ha tomado este edificio como punto de drogas, según las sospechas vecinales.

Según indica esta vecina, que quiere permanecer en el anonimato por temor a represalias, la situación se ha agravado desde que en agosto “dejaron de pasarse por la calle las patrullas policiales” que el Ayuntamiento de Huelva destinó a la zona el pasado mes de mayo, después de que los vecinos alertasen sobre el incremento de la inseguridad en torno al edificio ocupado.

El aumento de la tensión, afirma esta vecina, ha hecho que se agraven los encontronazos de los okupas con los vecinos de la calle, a quienes los primeros acusan de denunciarles ante la policía. Hace unos días una vecina tuvo que escuchar como uno de ellos la increpaba por el mero hecho de estar en la calle hablando con otra mujer mientras la policía le decía que retirase el mobiliario que suelen colocar en la puerta del edificio. “Nos puso de perras, de putas y de guarras y nos dijo que le iba a meter fuego a toda la calle, cuenta.

La situación en la calle es  tal que muchas familias con niños pequeños se han visto obligadas a sacar los niños de las habitaciones exteriores, para que puedan descansar.

Mientras tanto, denuncian los vecinos, el Ayuntamiento sigue sin comunicarles ningún avance en el proceso de desalojo del edificio. A pesar de que el pleno municipal aprobó  antes del verano intervenir para facilitar la llegada de soluciones al problema y el Ayuntamiento anunciase que se iba a ponerse en contacto con la propiedad del edificio para agilizar el desalojo, los vecinos siguen sin tener noticias de ningún avance en la situación. Por ello, hace un mes volvieron a pedir una cita con el equipo de gobierno sin que, por el momento, hayan recibido respuesta alguna. “Creo que se han cachondeado de todos los vecinos”, considera su portavoz.

La incitativa ciudadana también pidió antes del verano una reunión con la Subdelegación del Gobierno. Sin embargo, denuncian, tampoco han recibido respuesta, pese a que “la ley del procedimiento administrativo común dicen que tienen que responder sí o sí en un plazo máximo de tres meses”.

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