En este libro Meyer retoma el personaje de Thobela Mpayipheli, un descomunal guerrero xhosa y ex agente del KGB que, tras ver cómo los asesinos de su hijo de seis años escapan impunes antes de ser juzgados, se erige en juez y verdugo de todos aquellos que cometen crímenes contra los niños.
“Vivimos en un mundo en el que la vida no siempre es justa, pero la novela negra te da la satisfacción de ver la balanza igualada al final. Creo que por eso le gusta a la gente, por esa sensación de que el malo recibe lo que se merece”, explica el escritor en una entrevista con Efe.
Y si esa fórmula funciona, por qué no emplearla: “Eso siempre estará en mis libros, pero no pretendo reflejar en ellos mi propia filosofía sobre la justicia, sólo jugar con sus diferentes conceptos”, precisa.
De hecho, Meyer insiste en que no pretende plasmar ninguna realidad concreta en sus novelas, “sólo contar historias entretenidas”, pues “para un autor es peligroso intentar forzar ideas u opiniones en los lectores”.
El autor asiente cuando se le pregunta si los crímenes contra la infancia representan la mayor forma de maldad posible. Y es que la lucha contra quienes dañan a los más inocentes se ha convertido en un filón literario, y los atormentados protagonistas de la novela negra actual parecen buscar, en masa, la redención persiguiendo a pederastas, maltratadores y asesinos de menores.
“No sé si es una tendencia, porque hace ya cinco años que escribí este libro, pero la idea proviene de mi propia reacción visceral ante el crimen infantil. Tengo cuatro hijos ¿qué haría si alguien les pusiera la mano encima?”, se pregunta Meyer.
Surge aquí el conflicto, explica, “entre el instinto de atacar a quien quiere dañar a mis hijos y mi firme creencia en la ley y el orden”.
Es ese conflicto el que permite modelar a los protagonistas de El pico del diablo.
De un lado Thobela, el guerrero vengador. Del otro, Benny Griessel, un policía de Ciudad del Cabo brillante pero alcohólico y con serios problemas familiares que deberá detener a Thobela para que sea la justicia “legal” la que se ocupe de los criminales.
Otra de las características más representativas de la literatura del autor Deon Meyer es el exhaustivo proceso de documentación e investigación que precede a sus libros y con el que disfruta inmensamente.