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Cádiz

Bar & Cia, mejor quédate en Madrid

Barcia ha vivido a costa de los gaditanos hasta que ya no se ha podido aguantar más su pésima gestión y lo echaron sus propios compañeros

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  • José Blas Fernández, presidente del colectivo. -

Les confieso, queridos vecinos y vecinas, que no tenía la más mínima intención de responder al ex jefe de gabinete del alcalde  de Cádiz,  José Vicente Barcia, defenestrado por sus propios compañeros y que ahora parece querer volver de Madrid, de su cómodo trabajo como asesor del Ministerio de Ciencia, de los que menos pinta y suena en el gabinete del señor Sánchez.

Cualquier asunto,  por menor que sea,  es más importante que  perder el tiempo en responder a las tonterías de alguien que no tiene quien le escuche, aunque sí quien le sigue. Este supuesto asesor y experto debe sufrir alguna especie de síndrome derivado de la electrocución política que sufrió cuando tuvo amistades con competencias en Eléctrica de Cádiz,  una compañía que fue orgullo de gestión en la ciudad y que ahora pierde clientes a chorros,  pese al enorme esfuerzo de sus trabajadores y directivos. Una pena, pero en mayo podremos retomar la senda.

Barcia no se merece vivir en Cádiz ni en ninguna otra ciudad de la bahía, donde tenemos a gala ser generosos y respetuosos con nuestros vecinos. Llevo 53 años de ejercicio profesional y 36 como político y puedo proclamar que las relaciones con los medios de comunicación y los periodistas han sido mayoritariamente no ya correctas sino incluso de amistad. Mi teléfono y mi despacho siempre han estado abiertos tanto a funcionarios como periodistas que han encontrado siempre en mí una persona que respeta el derecho constitucional a la información y sobre todo la libertad de expresión. Pero lo que en modo alguno estoy dispuesto a admitir es a que se menosprecie mi trabajo y se trate de dañar gratuitamente mi reputación.

Hoy da la impresión de que se acercan negros nubarrones para su formación política en los próximos meses, pero creo que no vaya a caer agua sino lo que le va a caer encima son chuzos de punta. Barcia ha vivido a costa de los gaditanos hasta que ya no se ha podido aguantar más su pésima gestión y lo echaron sus propios compañeros, como ocurrió con la Consejera y amiga, Dña. Alba del Campo, que dejó a Eléctrica de Cádiz con una deuda de más de 7 millones de euros. Bien haría en explicar qué pasó en Eléctrica de Cádiz, pero que no se preocupe que de ello se encargará mi compañero Bruno García de León, el próximo alcalde de Cádiz, de realizar una completa y exhaustiva auditoría de la que estoy seguro se van a derivar graves responsabilidades. Y eso,  al asesor  y a su persona de confianza lesda mucho miedo, pero miedo de verdad, sin contar con otros aspectos más patéticos de su gestión.

Nadie está a salvo de la crítica legítima y fundada ni de la ironía y menos aún de la gracia que Dios nos ha dado, a unos menos   y a otros más, en esta trimilenaria ciudad en la que me cabe el honor y el orgullo de haber aportado todo mi esfuerzo personal e intelectual para sacar adelante el ayuntamiento. Comprendo que esté muy desesperado porque en la calle se pasa mal y no se pisa moqueta, no hay aire acondicionado, ni  complementos,   ni excelentes pagas.

El futuro de tan insigne personaje, que tuvimos la mala suerte de soportar en Cádiz se antoja incierto y eso debe ser lo que le tiene tan nervioso como para recurrir ahora a la crítica soez, falsa y despreciable contra una persona que ama a Cádiz por encima de todo y que se siente orgulloso del trabajo realizado en beneficio del interés general de los ciudadanos.

Pero quiero dejarle claro al insigne asesor que en modo alguno voy a permanecer impasible sin defenderme cuando vea lesionada mi dignidad y reputación personal o profesional. Para eso están los Tribunales de Justicia y el Estado de Derecho, con lo que si persiste en su falta de respeto me encontrará rápidamente en el lugar que me corresponde. Por lo demás cada uno queda retratado por su gestión y talante. Ser de Cádiz es algo muy especial, ciudad orgullosa de sus principios y valores, creativa, justa, combativa y solidaria, gente a las que es muy difícil engañar una segunda vez, con lo que ya está todo dicho. A ser posible quédese en Madrid, en la capital del Reino  y donde seguro encontrará otras posibilidades laborales más rápidamente gracias a su brillante currículo.

 Y por último le añado una cuestión: en esta sociedad en la que nadie está a salvo de sufrir la crítica,  siempre que sea legítima y respetuosa,  bien haría en aprender de la gente que ha pasado por el Congreso de la lengua porque no ha estado usted muy fino que digamos y mucho menos respetuoso. Hasta siempre señor “Bar & Cía.”.

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