La Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua y San Antonio de Padua afronta la restauración del retablo que alberga a sus titulares en la Iglesia del Divino Salvador. Los trabajos, que comenzarán a mediados de este mes de mayo, tienen un plazo de ejecución total de doce meses y cuentan con la subvención para la restauración-conservación de bienes muebles del patrimonio histórico de carácter religioso en Andalucía (Línea 1) concedida por la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte.
Las restauradoras Paloma Maza, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, con especialidad en Conservación y Restauración, y Marta Pertejo, licenciada también en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, con la misma especialidad, asumen la dirección realización y coordinación de esta intervención, presupuestada en 37.311,08 euros. Completa ese equipo multidisciplinar Santiago Campuzano, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, que asume la elaboración de los informes históricos y de investigación, según detalla la hermandad en una nota de prensa.
La pintura de la Virgen de la Antigua, que ya fue restaurada por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), dentro del Proyecto de Intervención de los bienes muebles del Salvador, desarrollado entre 2003 y 2007, permanecerá expuesta a la veneración de los fieles en la Sacristía del Salvador mientras duren los trabajos de restauración.
En este sentido, el hermano mayor de esta corporación letífica, Manuel García Preciados, ha explicado que el retablo, del que no constan restauraciones anteriores, "se encuentra en un pésimo estado de conservación, debido a las alteraciones propias del paso del tiempo, sumadas a las condiciones medioambientales y, sobre todo, a la acción del hombre que han afectado tanto al soporte, desde los anclajes a las molduras, con pérdidas que se pueden apreciar a simple vista, y orificios, algunos causados por insectos xilófagos".
Asimismo, el máximo responsable de la hermandad ha detallado que el estado de conservación de la policromía del retablo es "muy precario" y algunos daños "nos hacen ver que requiere una intervención de emergencia". En cualquier caso, ha añadido, "los trabajos que se van a realizar, según nos han explicado las restauradoras, tendrán un criterio general conservativo. El objetivo es frenar los deterioros con tratamientos reversibles y discernibles encaminados a devolver al retablo su carácter original, siempre con un respeto riguroso a la obra".
"No podemos olvidar que acoge a una de las mayores devociones de la ciudad durante siglos y dónde está ubicado: en la Iglesia del Divino Salvador, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC, una joya de nuestra arquitectura, y el retablo forma parte de su itinerario cultural", ha apostillado García Preciados.
Situado entre la puerta del patio de los Naranjos y la puerta de los pies de la colegial en la nave del Evangelio, el retablo de la Virgen de la Antigua y San Antonio de Padua, obra anónima de la segunda mitad del siglo XVIII y propiedad del Arzobispado de Sevilla, está realizado con piezas de distintas procedencias y formas con el único objetivo de proporcionar un encuadre ornamental a la pintura de la Virgen de la Antigua, que se halla en su parte central, obra de Juan Ruiz Soriano en 1715.
Está compuesto de mesa de altar, banco o predela, un cuerpo principal y un ático de remate formado por tres calles que acogen tres esculturas, todas del siglo XVII: en la calle central, San Blas; a su izquierda, Santa Lucía y a la derecha, Santa Águeda. En la zona central del cuerpo inferior, dentro de una hornacina, se custodia la imagen de San Antonio de Padua, obra del escultor Manuel Domínguez, tallada en el siglo XX.
La restauración anterior más notable del retablo se circunscribe al lienzo central que representa a la Virgen de la Antigua. Los estudios radiológicos realizados en los laboratorios del IAPH mostraron la existencia de dibujos arquitectónicos subyacentes, que corroboran el valor documental de este bien. Por lo demás, no hay ninguna actuación documentada sobre el resto del retablo, aunque se pueden apreciar acciones puntuales, como repintes de purpurina, la inclusión de elementos metálicos, la colocación de portavelas y algunos daños en el ático.
Entre otras actuaciones, la propuesta de intervención de las restauradoras sobre el retablo incluyen la eliminación del polvo y suciedad superficial; la fijación exhaustiva del dorado y la policromía; la consolidación de la estructura y revisión de los anclajes al muro; la subsanación de grietas y apertura de ensambles; la eliminación de elementos metálicos carentes de funcionalidad; la consolidación de orificios; la reposición de las piezas de madera que rompan la simetría e impidan una correcta lectura formal; un tratamiento de desinsectación preventiva y la eliminación de restos de cera.
Asimismo, dichas labores contemplan la limpieza química del dorado y policromía, además de la eliminación de repintes burdo; el estucado y desestucado; la reintegración cromática; y la aplicación de una capa de protección. De forma simultánea, se restaurarán las esculturas que decoran el retablo, con una limpieza química y la eliminación de repintes, y en el estucado de las pequeñas grietas.
Finalmente, el equipo responsable de la restauración elaborará un plan de conservación preventiva con recomendaciones y el establecimiento de revisiones periódicas; además, ofrecerá una charla divulgativa sobre la restauración, en la que se explicará cada uno de los procesos llevados a cabo y dará a conocer el alcance de los estudios histórico-artísticos realizados.