Hagamos un pequeño ejercicio de memoria. En la década de los sesenta, cuando en las poblaciones de interior de la provincia todavía no todo el mundo disponía de vehículo propio, ni había servicios regulares a las playas, y disfrutar de una piscina era un lujo que la mayoría de la gente no se podía permitir -ni siquiera muchos municipios-, mucha gente recurría a sus propios recursos naturales para refrescarse en verano, fundamentalmente con baños en el río y en albercas usadas como depósito para el riego de los cultivos.
Los había más privilegiados: aquellos que disponían de su propio lago, caso de Bornos o Arcos de la Frontera, que acondicionó una de las orillas para reconvertirla en la que se conoció popularmente como “la playita” -hay postales turísticas de aquella época que dan fe del innovador atractivo turístico-.
A partir de la década de los setenta, todo comenzó a cambiar y a ofrecerse como el germen de la forma en la que disfrutamos del verano hoy en día -playa y/o piscina-, marcado a su vez por el progresivo deterioro de las aguas que surcaban el cauce del Guadalete. No había necesidad. Lo cierto es que aquella experiencia quedó en el olvido, pero también en el recuerdo, y Arcos volvió a reabrir el paraje de la playita en abril de 2014, cuando la Consejería de Medio Ambiente permitió que el Ayuntamiento llevara a cabo el reacondicionamiento de la zona para el baño y como atractivo turístico. No fue fácil porque afectaba a una zona de gran valor ecológico y, particularmente, ornitológico, aunque en julio de ese año se inauguró oficialmente.
Pero la de Arcos no es la única playa de interior célebre de la provincia de Cádiz. Zahara de la Sierra se anticipó dos décadas en el aprovechamiento del nacimiento del Arroyomolinos -que da nombre al paraje- y de la lámina de agua natural que formaba a los pies del municipio para reivindicarse como zona de baño y deversión durante los meses de verano. Son, de hecho, dos de los grandes atractivos que ofrece la Sierra de Cádiz para disfrutar del baño de una forma alternativa al de nuestras costas, a los que el año pasado se les sumó un tercero, el de la playa del Lago de Bornos.
En el caso de Arcos, la playa es consecuencia de la lámina permanente de agua del embalse. Cada año el recinto requiere alrededor de 450 metros cúbicos de arena y desde 2015 ha experimentado dos pequeñas ampliaciones, la última de ellas este mismo año, con lo cual la playa ha ganado alrededor de cien metros más. Asimismo, durante los últimos veranos se ha utilizado como recinto para conciertos y otras actividades juveniles -actualmente se proyecta la incorporación de una pista de skate park en base a la importante afición que existe en la ciudad por esta modalidad-.
En noviembre de 2022 la playa de interior de Arcos recibió el certificado de Q de Calidad. Se trata de la segunda playa de sus características de España que gana esta certificación otorgada por el Instituto para la Calidad Turística Española, y fue posible gracias a la incorporación de servicios como una silla anfibia para que las personas con movilidad reducida pudieran acceder al agua.
Aunque la playa goza de público durante casi todo el día, el horario de 11.00 a 20.00 horas garantiza la presencia en el recinto del correspondiente servicio de socorrismo. Al encontrarse junto al centro municipal de Deportes Náuticos, los usuarios de la playa pueden hacer uso del restaurante del lugar. Además, cuenta con una versátil pista de fútbol playa que fue inaugurada la pasada primavera con una exhibición del Cádiz.
La playa de Zahara de la Sierra, que fue la primera en recibir el distintivo Q de calidad, cuenta con una lámina de agua de 2.900 metros cuadrados y un paraje natural, repleto de arboleda y zonas de descanso, de 70.000 metros cuadrados. Su playa, a diferencia de la de Arcos, que se nutre del agua del embalse, lo hace de las aguas del nacimiento del Arroyomolinos, y cuenta con una empresa de turismo activo que organiza actividades para toda la familia: este año ha incorporado una tirolina que atraviesa toda la lámina de agua.
Durante el mes de julio, entre semana, suele contar con una afluencia en torno al millar de personas, y el fin de semana se amplía a las 2.500, que es el máximo permitido, y que es la cifra habitual durante el mes de agosto en plena temporada alta.
El recinto cuenta con un chiringuito y con un restaurante que ofrece menús diarios y self service, además de unas 50 mesas repartidas por todo el paraje que se alquilan con reservas previas de cara al fin de semana, aunque el público puede llevar sus propias mesas y sillas para ubicarse y disfrutar de toda la jornada. Del mismo modo hay servicio de socorristas y enfermería para atender cualquier emergencia.
En Bornos
Bornos ha sido el último en sumarse al atractivo de las playas de interior y ha puesto en marcha por segundo año consecutivo su propia playita. Este año la infraestructura cuenta con mejoras, para que, a pesar de la sequía y el descenso del nivel de agua, los visitantes puedan refrescarse y disfrutar de esta nueva zona de esparcimiento en la zona del embarcadero, donde desde los últimos años se han ido implementando nuevos servicios, dotándolo de nuevas infraestructuras, zonas verdes, un parque infantil y servicio de restauración.
La playa cuenta con servicio de socorrismo de lunes a domingo de 12 a 19 horas y varias empresas especializadas que ofrecen servicio de hidropedales, paseos en kayak, vuelos a motor y actividades náuticas varias. La playa de Arcos se mantiene abierta al público durante julio y agosto en horario de 12 a 20 horas, de lunes a viernes, y de 11 a 21 horas sábados y domingos, mientras que la de Zahara abre hasta el 17 de septiembre y cuenta con un aforo diario de 2.500 personas. Su horario de apertura es desde las 11 de la mañana hasta las 19,30 horas.