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“Empezamos a dar porrazos a la puerta pero no nos abría. Los bomberos lo sacaron vivo”

El olor a quemado alertó al matrimonio que vivía arriba de Tatín, como llamaban en su entorno al vecino de 62 años fallecido en un incendio en su vivienda

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  • La puerta de la vivienda precintada por la Policía. -

Tatín, como así le llamaban los suyos y sus vecinos, tenía 62 años y llevaba tiempo viviendo en el número 10 de la calle Níspero, en el Pago de San José. Una vivienda en la que se ha instalado la fatalidad. Según relatan los vecinos, su mujer murió hace solo unos meses por una enfermedad, y desde entonces su viudo residía en el domicilio familiar con uno de los hijos del matrimonio. El destino quiso que esta pasada noche su hijo, con discapacidad, durmiera en casa de su hermana, cuya vivienda se encuentra a pocos metros de la de sus padres, en la misma calle. La magnitud de la tragedia que ha golpeado a esta familia tras la muerte de este vecino al sufrir una parada cardiorrespiratoria en el incendio en su dormitorio todavía podía haber sido peor.

Fue su vecino de arriba, José Luis Reyes, quien fue corriendo a avisar a su yerno pasada la una de la madrugada al percatarse del fuerte olor a quemado. “Mi mujer es diabética y antes de la dos de la mañana se pone la última dosis. Estábamos viendo la tele y cuando ella abrió la puerta del salón notó que pasaba algo. Los dos gatos que tenemos salieron corriendo y me vino un olor a quemado. El patio interior de abajo da a mi cuarto de baño y la ventaba estaba abierta. Me asomé, pensé en Tatín y bajé corriendo”, cuenta a 7TV Jerez.

Comenzó entonces a golpear a la puerta y a llamarle, pero fue en vano. “Empecé a dar porrazos pero no contestaba, salió otro vecino para echarme una mano, pero nada; así que fuimos a buscar al yerno”.  Tenían la llave de la casa pero estaba echada por dentro. Avisaron a los bomberos. Rompieron un cristal de la vivienda y lo pudieron sacar. “Entró un bombero y cuando lo sacaron, los escuché decir está vivo, está vivo; empezaron a reanimarlo y a darle masajes durante un rato, media hora larga, hasta que llegó la ambulancia y se hizo cargo”. Sus esperanzas se diluyeron a los minutos. “Escuché que decían avisad al forense, y nos quitaron a todo el mundo de la calle”, se lamenta.

La mayoría de los vecinos se enteraban del suceso a primera hora, ante el ajetreo de policías entrando y saliendo de la vivienda, que ha quedado precintada. Otros ni siquiera lo sabían. “¿Qué ha muerto Tatín? ¿Y a su hijo le ha pasado algo? No. Replicaba otro vecino, confirmándole que había dormido con su hermana. "Pues menos mal. Desde luego no somos nadie", señalaba contrariado.

Otros residentes de mayor edad reconocían que no habían oído nada durante la madrugada y que solo conocían “de vista” al fallecido. “Me lo ha contado la chica de ayuda a domicilio esta mañana. Yo no me he enterado de nada. Ahora mismo ni si quiera le pongo cara, pero ahí llevaba viviendo mucho tiempo”.

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