Después de dos jornadas frustradas casi en su totalidad por las lluvias, el Martes Santo amaneció con otro aspecto. Nubes y claros que parecían imprimir un nuevo ánimo. El hecho de que las cinco primeras cofradías se lanzaran a la calle invitaba a vivir por fin la Semana Santa en las calles en toda su dimensión.
Sin embargo, las lluvias terminaron por trastocar los planes. El Amor y La Defensión ni siquiera llegaron a salir, y las demás cofradías tuvieron que buscar refugio en su recorrido.