“Como hijo del mayo del 68, yo propugnaba el 'prohibido prohibir', pero como padre descubres que tienes que transmitir unos valores, que necesitas leyes y autoridad, y que el amor ya no es suficiente ni te vale la posición inmoralista de la doctrina de Nietzche”, asegura.
Con un lenguaje claro y conciso, este filósofo parte de una moral laica para hablar de los secretos de lo cotidiano y comparte con todos los públicos los principales ejes de su pensamiento en asuntos como el amor, la muerte, la familia, el empleo o el racismo.
Este libro, publicado en España por Paidós, recopila un centenar de artículos publicados durante los últimos veinte años, haciendo especial hincapié en su cariño y preocupación por los jóvenes, para los que tiene sentencias como "hacer hijos es entregar rehenes al destino", emulando a Victor Hugo, o "los hijos sólo triunfan contra sus padres".
Comte-Sponville critica esa generación de jóvenes franceses, similares a los "ni-ni" españoles, "que tienen 25 años, viven con sus padres, que los mantienen, y encima reciben dinero del Estado...¿Para qué van a trabajar?", se pregunta.
"Estamos en los límites del modelo social europeo y ese dinero se ha convertido en un "subsidio de marginación", se queja el filósofo, quien se culpa, no obstante, de que "la educación que les hemos dado ha sido una especie de trampa, por fácil y laxa".
Preguntado cómo se puede ser filósofo hoy en día, Comte-Sponville afirma: "si la vida fuera fácil, no se nos necesitaría, pero las actuales dificultades son una razón de más para ser filósofo; la filosofía hace pensar mejor para vivir mejor".
Sobre su catalogación como "filósofo de lo cotidiano", asegura que, aunque sea cierto en parte, él se considera más "un filósofo de la eternidad", siguiendo las teorías de Spinoza del siglo XVII.
En este sentido, matiza: "sentimos y pensamos que somos eternos, pero cuando hablamos de la eternidad, no nos referimos a después de la muerte, sino al presente inmediato; para mí, la eternidad es el aquí y el ahora".
En cuanto a la escasez de filósofos en el mundo actual, Comte-Sponville está convencido de que no se puede hacer filosofía en dos minutos y medio, como reclama la televisión, y que por este motivo se siente más cómodo escribiendo libros, "porque la verdad necesita más tiempo".
"Lo que la gente quiere ahora en la televisión son recetas, sugerencias eficaces y útiles que les generen ilusión, mientras que un filósofo no busca un pensamiento eficaz, sino la verdad, aunque duela", recalca.
Sobre qué consejos daría a sus lectores para disfrutar del placer de vivir, como propugna el título de su libro, indica que el verdadero consejo es "aprender a amar la vida, incluso con sus dificultades, y la filosofía sirve para amar mejor esta vida".
"Contrariamente a lo que se piensa, la sabiduría no da la felicidad, porque cualquier cretino puede ser feliz sin saber una palabra de filosofía; sabiduría es amar la vida, tanto si eres feliz como si eres desgraciado", advierte el filósofo.
Optimista por naturaleza, pese a la crisis mundial, Comte-Sponville plantea "no ennegrecernos el presente, porque tanto en España como en Francia vivimos mucho mejor que en mayo del 68".
"Comemos más sano, la sanidad nos atiende mejor y cada año ganamos tres meses de esperanza de vida, aunque muchos jóvenes no vean la importancia de estos avances", enfatiza.
En su opinión, su éxito como filósofo se basa en exponer claramente y con autenticidad cuáles son sus pensamientos, conseguir que muchos lectores se reconozcan en ellos y, por supuesto, "en el arraigo y raciocinio de la tradición filosófica, que transita por los tesoros de la sabiduría desde hace veinticinco siglos".