Esta eucaristía, que abarrotó la explanada del Fòrum de las Culturas, es el acto central que han organizado las diócesis catalanas para los jóvenes a los que acogen durante los días previos a la JMJ, convocada por el Papa Benedicto XVI del 16 al 21 de agosto en Madrid. Si bien en un principio la organización del acto estimó que habían participado unos 35.000 jóvenes, luego elevó la cifra de asistentes hasta unos 40.000.
Desde el 11 de agosto y hasta este lunes, la diócesis de Barcelona facilita alojamiento en el Palau Sant Jordi, el pabellón de la Mar Bella, en escuelas cristianas y parroquias y en domicilios particulares a 13.000 jóvenes de muchos países -los grupos más numerosos proceden de Italia y Francia-, mientras que las otras diócesis catalanas acogen al resto.
El sábado por la tarde, los jóvenes tuvieron oportunidad de hacer turismo por Barcelona y de asistir a un concierto a partir de las 20.00 horas, también en el Fòrum, que ofrecían los grupos Gen Rosso y Please, mientras que hoy están previstas dos misas en la Sagrada Familia: en inglés y alemán, y en italiano y francés.
Durante la homilía de este sábado, compuesta por fragmentos en varios idiomas, el cardenal Lluís Martínez Sistach animó a los jóvenes a seguir el ejemplo de María y a estar “presentes en todas las partes amando a todas las personas sin distinción alguna, pero con un amor preferencial por los pobres”. Martínez Sistach usó el catalán durante buena parte de la eucaristía, si bien las lecturas y otros momentos de la misa se hicieron en varios idiomas como español, italiano, francés, inglés y alemán.
El cardenal eligió el pasaje bíblico de las bodas de Caná para subrayar que, al igual que la Virgen estuvo presente en un acontecimiento importante como aquella boda, “la Iglesia y nosotros hemos de estar presentes en el mundo, en todos sus acontecimientos pequeños y grandes”.
La organización situó el altar bajo la enorme placa fotovoltaica del Fòrum y a los jóvenes en la gran explanada del recinto, situada junto al litoral marítimo, que se convirtió en un mosaico multicolor por la diversidad de banderas de los países de origen.
Los jóvenes, procedentes de países como Francia, Italia, Alemania, Polonia, Estados Unidos, Guatemala, Australia, Canadá, México, Panamá, Belice o Camerún, entre otros, siguieron con palmas los cánticos de la misa, y antes de la eucaristía corearon diversos cánticos religiosos.
Los cardenales de Colonia, Nápoles, París y el emérito de Milán concelebraron la eucaristía junto a los otros arzobispos y los obispos catalanes y de las diócesis extranjeras. En nombre del gobierno catalán, asistieron la vicepresidenta del ejecutivo, la socialcristiana Joana Ortega, y el director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Xavier Puigdollers, entre otras autoridades.
Está previsto que todos estos jóvenes partan este lunes hacia Madrid, y allí los jóvenes cristianos de las diócesis catalanas se alojen en San Lorenzo del Escorial para participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud.
LA JORNADA "VENDERÁ MADRID"
Medio millón de peregrinos extranjeros y un centenar de empresas españolas financian una “fiesta” que alimentará las arcas públicas y venderá la “marca Madrid” por todo el mundo, dice el director ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Yago de la Cierva.
Cálculos de la organización cifran en unos 50 millones de euros el coste de la cita de los jóvenes con el Papa Benedicto XVI, el 70 por ciento de los cuales (39,5 millones de euros) ha sido costeado por los peregrinos que se han inscrito para participar.
El otro 30 por ciento han sido aportaciones dinerarias de empresas y donativos de particulares, detalló en rueda de prensa el director financiero de la jornada, Fernando Giménez Barriocanal, quien subrayó que la JMJ tendrá un “coste cero” para las administraciones.
ATENCIÓN A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
La Jornada se ha volcado con los cerca de 4.000 peregrinos discapacitados inscritos y ha diseñado un programa de atención “integral y personalizada” para que puedan disfrutar de esta jornada al igual que los demás.
“Ver, vivir, sentir y oír una JMJ no puede ser un problema para nadie”, afirma el director ejecutivo de la JMJ, quien destaca la voluntad de la organización de dar prioridad a las personas discapacitadas. Para conseguir ese objetivo, una comisión de trabajo ha organizado alojamientos adaptados, transporte adecuado a los peregrinos, menús especiales, actividades culturales y catequesis especiales, servicio de ocio, atención médica y psicológica.
Así, se han habilitado seis centros en los que dormirán 1.500 jóvenes con discapacidad que serán atendidos por 600 voluntarios previamente formados para ello.