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Obama entra en la historia aclamado por una multitud

?Juro solemnemente defender la Constitución...?: con estas palabras, Barack Obama entraba en la Historia como el primer presidente negro de EEUU y el Capitolio, y todo Washington, se convertía en un éxtasis.

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  • Unos dos millones de personas siguieron en Washington la ceremonia de investidura y toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama. -
  • ?Juro solemnemente defender la Constitución...?: con estas palabras entra en la Historia de EEUU
  • La ingente cantidad de ciudadanos concetrados en Washington desafiaron las bajas temperaturas
  • La llegada del ex presidente Bill Clinton y su esposa Hillary fue acogida con una enorme ovación
“Juro solemnemente defender la Constitución...”: con estas palabras, Barack Obama entraba en la Historia como el primer presidente negro de EEUU y el Capitolio, y todo Washington, se convertía en un éxtasis. 

Más de un millón de personas se empezaron a concentrar desde la madrugada en torno al Capitolio, y a lo largo del Mall –el largo parque que comunica la sede del Congreso con el Monumento a Lincoln a través del centro de Washington– para asistir a la ceremonia de investidura más anticipada de las últimas décadas. 

Estaban todos los que contaban. El Tribunal Supremo en pleno, los miembros de la Cámara del Congreso y los senadores, el Gobierno saliente y quienes lo compondrán a partir de ahora, los jefes del Estado Mayor. 

Y una pléyade de famosos. La cantante Beyoncé, el rapero Kanye West, o el músico Jay-Z vestido con traje, que afirmaba a la prensa que “nunca pensé que me vería aquí. Es una sensación increíble, un día precioso para Estados Unidos”. 

También estaban muchos de los que, en condiciones normales, tampoco contarían. Ezra Mills, un ex soldado de 79 años de raza negra, recordaba con lágrimas en los ojos su infancia segregada en Alabama. 

Todos ellos desafiaron las gélidas temperaturas reinantes ayer en la capital estadounidense, donde la sensación térmica era de nueve grados Celsius bajo cero, para asistir a una hecho histórico que muchos de ellos admitían que no creyeron que no llegarían a ver en vida. 

La llegada del ex presidente Bill Clinton y su esposa, Hillary, fue acogida con una enorme ovación. Unos aplausos corteses recibieron a George Bush padre. 

El presidente saliente, George W. Bush, fue acogido en las gradas con un elocuente silencio y con fuertes abucheos entre las masas en el Mall. 

El entusiasmo se desbordó con la llegada de Obama, al que habían precedido sus hijas Malia y Sasha y su esposa, Michelle. 

Con el Capitolio cubierto de banderas y completamente engalanado, la senadora Dianne Feinstein, como presidenta del Comité de Investidura del Congreso, inauguró la ceremonia al dar la “bienvenida a la investidura del presidente número 44 de Estados Unidos”. 

El pastor Rick Warren, cuya selección vino rodeada de polémica debido a su oposición al matrimonio homosexual, pronunció una oración en la que aseguró que “hoy (por ayer), Martin Luther King –el gran defensor de los derechos civiles– está gritando de alegría en el Cielo”. 

La estrella del soul Aretha Franklin interpretó la canción My Country, This is of Thee y los virtuosos Yo-Yo Ma, al violoncelo, la venezolana Gabriela Montero al piano y Yitzak Perlman al violín interpretaron una pieza del músico John Williams compuesta especialmente para la ocasión. 

El vicepresidente, Joe Biden, juró ante el juez del Supremo John Paul Stevens, con voz firme y mientras su esposa, Jill, le sostenía la Biblia. 

Era el turno de Obama. “¿Preparado, senador?”, le preguntó el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, que le tomó juramento sobre la Biblia en la que el presidente que abolió la esclavitud, Abraham Lincoln, también juró respetar la Constitución. 

El nuevo presidente pareció trastabillar al comenzar a pronunciar el juramento, lo que motivó su sonrisa y la del presidente del Supremo. 

Una salva de cañón, y el delirio del público, siguió a la frase “Enhorabuena, señor presidente”, con la que Roberts saludó al nuevo jefe de Estado. 

El recién estrenado presidente, serio, recordó en su discurso de investidura los problemas que afronta el país en estos momentos: dos guerras abiertas y una grave crisis económica. 

Pero “superaremos esos desafíos”, prometió. 

“Ha llegado el fin de la era de las quejas mezquinas, de las falsas promesas” en la política de EEUU. Va a comenzar, continuó entre aplausos, “una nueva era de responsabilidad”. 

Un poema de la autora Elizabeth Andrews y una oración del reverendo Joseph Lowry, un veterano de la lucha por los derechos civiles, cerraron la ceremonia, convertida para entonces en un continuo aplauso. 

La ovación mayor, sin embargo, no se la llevó Obama. La más ruidosa se produjo cuando despegó del Capitolio el helicóptero en el que se marchaba el ya ex presidente George W. Bush. “Hasta nunca”, le gritó alguno.

El senador por Massachusetts, Edward Kennedy, que padece un tumor cerebral, sufrió ayer una convulsión durante el almuerzo celebrado en el Capitolio, y fue sacado en camilla del recinto, informó la CNN. 

También el anciano senador por Virginia Occidental, Robert Byrd, que padece parkinson, necesitó atención médica y hubo de abandonar el salón donde tenía lugar el almuerzo celebrado tras la investidura presidencial de Barack Obama. 

Según varios testigos, Kennedy estaba sentado en una silla de ruedas y sufrió una convulsión. 

El senador demócrata de Massachusetts, de 76 años, fue hospitalizado en mayo de 2008 tras sufrir una convulsión y posteriormente se le diagnosticó un tumor cerebral. 

Sin embargo, durante la convención demócrata en agosto pasado, Kennedy había prometido que estaría presente el día 20 en Washington para ser testigo, junto a millones de personas, de la investidura del presidente Barack Obama. 

Obama, que hacía unos minutos acababa de jurar el cargo, estaba saludando a los invitados cuando un oficial del Capitolio pidió la presencia del personal médico en las instalaciones. 

El presidente Obama elevó plegarias por la salud de Kennedy, al recordar que el senador, un icono del ala liberal del Partido Demócrata, “estuvo allí cuando se aprobó la ley de los derechos civiles y, junto con John Lewis, fue un guerrero de la justicia”. 

“Estaría mintiendo si no dijera que, ahora mismo, una parte de mí está con él. Y creo que lo mismo es cierto para el resto. Es un momento de júbilo, pero también de reflexión. Mis oraciones van para él, para su familia y para (la esposa de Kennedy), Vicki”, dijo Obama. 

En declaraciones a los periodistas, el senador republicano Orrin Hatch, que presenció el momento en que Kennedy sufrió este ataque dijo que “pasamos mucho miedo”, pero expresó confianza en que el senador lo superará.

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