El tiempo en: Jerez

San Fernando

"La crisis no es un salvoconducto para justificar todo aquello que se aproxime a la indolencia”

La Academia de San Romualdo llama a los políticos y a la sociedad a trabajar para hacer de la cultura una industria frente el "desnorte" que padece San Fernando.

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai

El discurso de apertura de curso de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, pronunciado el martes por su presidente, José Carlos Fernández Moreno, tuvo dos partes tan diferenciadas como complementarias, al centrarse en el pasado de la ciudad sobre los hechos históricos de hace dos siglos como en el futuro más próximo, el año que viene cuando se conmemora el bicentenario de la concesión del título de ciudad, con el nombre de San Fernando, a la entonces Isla de León.

Tras repasar los momentos históricos que se han conmemorado en 2010 en La Isla y ahora en Cádiz, Fernández Moreno consideró bueno recordar la historia, pero advirtiendo además que “La Isla no puede permanecer constantemente distraída volviendo la mirada a su pasado. Debe ser capaz de transformar las circunstancias que se dan en éste, en fuente de riqueza, en dinamizador de recursos, en motor que genere vida, ¡que genere vida!, señoras y señores, para una ciudad que se muere a chorros”.

Para el presidente de la Academia, “se echan en falta” iniciativas que asuman la realidad actual y miren hacia adelante, “inquietudes y voces de isleños -políticos y no políticos- de distinta condición, que paralelamente a toda rememoración, conmemoración, celebración, recreación y magistrales lecciones históricas, emprendan acciones, aporten ideas, pongan a trabajar su intelecto para que San Fernando no muera de inanición, eso sí, amortajada con todos los títulos heróicos y constitucionales que queramos y ungida con los gloriosos pasajes que tanto nos gustan mencionar”.

No vale aferrarse a la crisis
Y además, dijo para no dar tres cuartos al pregonero, que “no vale aferrase machaconamente a la crisis, esa ya sabemos que existe, pero no es un salvoconducto para justificar todo aquello que se aproxime a la indolencia”.

Fernández Moreno manifestó que “hay que decir en voz alta -porque alguien lo tiene que decir- el sentimiento que hoy oprime el ánimo de los isleños y que da origen a inquietantes preguntas que -aunque algunos quieran ignorarlas- brotan de la boca y del alma de todos: ¿Qué es hoy La Isla? ¿Qué sentido tiene La Isla? ¿Qué futuro le aguarda a La Isla?”

El nacimiento “atípico” de la Villa, su riqueza a través de la implantación de la Marina, los beneficios que obtuvo y aún obtiene aunque menos, y en contraposición, las arengas políticas pidiendo que se fueran los militares “sin tener el repuesto para, en caso de que sus deseos se cumplieran, sustituir el medio de vida de los isleños”, fueron desgranados por Fernández a modo de exposición de motivos para terminar lanzando las preguntas más angustiosas a una sociedad que se debate, no entre ser una cosa u otra, sino en no saber entre qué se debate.

Fernández Moreno, no obstante, reconoce que “todos estuvimos torpes… Porque no supimos intercalar y diversificar actividades emprendedoras a medida de que aquello que nos dio vida iba irremisiblemente dejando huecos que, al poco, iría generando un reguero de inactividad, paro, pobreza y letargo para una ciudad que, en su momento, llegó a ser la estrella de la Bahía”.

Para el presidente de la Academia de San Romualdo -dicho sea de paso, la Institución con más prestigio de la ciudad y entre las principales de España- la ciudad de San Fernando necesita “menos medidas cosméticas y más cambios profundos”.

La gran mentira del Diez
Recordó que no se ha producido el tan repetido “antes y después” del 2010. “No nos engañemos. Hablamos y hablamos del ‘espíritu del diez’. Eso ya suena a hueco. ¿Cuál es el espíritu del diez? ¿Cuál será el del trece? Y el del dieciséis, ¿cuál será el del dieciséis?”

“Bienvenidos sean todos esos espíritus, pero si toman naturaleza de corporeidad e insuflan vida laboral, plazas hoteleras, puestos de trabajo para que baje el paro; si abren de par en par las puertas a las  alternativas para que los jóvenes isleños no tengan que irse de aquí o quedarse a la desesperada. Si consiguen que la imagen de esta Isla deje de ser la de una localidad de sobrevive a duras penas languideciendo mientras nos encogemos de hombros”.

También recordó -más que recordar, reprochó- que San Fernando siempre fue el emblema cultural de la Bahía, tal vez de la provincia y, a eso, no ha sabido sacarle partido.

Más del 80 por ciento de los creadores y empresarios del mundo flamenco son de Andalucía, sector importantísimo y que redunda directamente en la economía de la comunidad autónoma. “Aquí, en San Fernando, contamos con la partida de nacimiento del más grande del flamenco y, a eso, tampoco hemos sabido sacarle partido”.

“Contamos con unos hechos históricos genuinos -constitucionales y bélicos- a los que, dejando a un lado celebraciones locales más o menos afortunadas, tampoco hemos sabido sacarles partido al nivel que la ciudad necesita con urgencia. Y, en este aspecto, no pueden darse términos medios, o se apuesta o no se apuesta por ello. Y si se opta por lo primero hay que hacerlo con todas sus consecuencias, desde la mentalidad de que estamos poniendo en pie una industria”.

Industria de la cultura
Para José Carlos Fernández, la celebración no debe quedarse en “una estrella fugaz que se desintegra con el último cohete de cada 24 de septiembre”  llevándose consigo las ilusiones de aquellos que la contemplan como una incipiente industria local.

Por contra, “si somos inteligentes, si somos trabajadores y, desde luego, si creemos en todo aquello que proclamamos a los cuatro vientos, hemos de conseguir que nuestro pasado ponga los cimientos de nuestro futuro. Sólo así, en la sociedad actual, tendrá sentido cuanto hacemos, de lo contrario, no pasará de ser una celebración pintoresca que llene los bares un par de días. Pero, no se trata de eso. En la vida hay algo peor que el fracaso: es el no haber intentado nada”.

Fernández Moreno dijo que actualmente no asedia a La Isla un ejército poderoso y bien armado “sino la ausencia de actividad, la pobreza y el desnorte, el muy confuso desnorte que padece la Isla de San Fernando”.

“Nos encontramos en la antesala de 2013. No cometamos más errores, o dejémoslo estar. La Isla no está para más errores. En definitiva, señoras y señores académicos, señoras y señores, y ya voy terminando, está muy bien que conmemoremos todos los hechos históricos que podamos pero ha llegado el momento en que, de forma apremiante, hay que transformarlos en ¡industria! Sobre todo industria de la cultura”.

“Y así vamos a terminar. Porque esa es la parcela que a nosotros nos es más próxima. Pero la cultura contemplada, también, como una fuente de riqueza. ¡Qué pocos son los que creen en esto!”

Dos nuevos académicos de honor

La apertura del curso 2012-2013 de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes comenzó con un acto entrañable, además de un ejercicio de justicia, nombrando académicos de honor a dos de las personas que más han tenido que ver en el devenir de la Institución en el último cuarto del siglo XX.

Emilio Jiménez Villarejo, quien fuera presidente de la Academia antes que el actual, José Carlos Fernández, obtuvo el máximo reconocimiento de sus compañeros a través de Luis Quijano Sánchez, encargado de glosar los méritos cosechados en su larga trayectoria. Luego fue el presidente quien le entregó el pergamino acreditativo y lo invitó a acceder a la tribuna de oradores en la que agradeció la consideración y alentó a los presentes a seguir perseverando en la filosofía de la Academia, que no es otra que trabajar por la cultura como lo ha hecho desde su fundación.

El otro homenajeado fue secretario de la entidad durante quince años, cartógrafo de la Marina y archiconocido en La Isla. José María Cano Trigo fue presentado por Juan García Cubillana y en su breve alocución -la más breve de todas- recordó sus comienzos en el cargo que desempeñó y mostró su satisfacción porque un hijo suyo, el arquitecto José María Can Valero, fuera también académico “sin proponerlo yo” y que en su discurso de ingreso hablara “sin ponernos de acuerdo” sobre el mismo tema que su padre, la colmatación de los caños. Una preocupación para los dos Cano que consideran que “nuestros nietos no podrán navegar desde la Carraca a Sancti Petri” en un futuro próximo.

El acto se inició con la presentación de la nueva junta directiva de la Academia que sigue presidiendo José Carlos Fernández tras las últimas elecciones y que posó al final para la foto de rigor.

NOTICIAS RELACIONADAS

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN