Muchos frentes abiertos de enjundia tiene el alcalde Juan Ignacio Zoido en los barrios, con los funcionarios, en su partido a nivel andaluz y en los compromisos con la derecha mediática para embarcarse ahora en cambiar las farolas del centro histórico.
Sin duda cumple con una promesa electoral y en eso nada se le puede reprochar, pero sí es criticable que en los tiempos de austeridad que corren se invierta en un mobiliario urbano que no está deteriorado. Sólo se hace por razones estéticas y va a ser difícil de explicar ante una ciudadanía azotada por la crisis y con graves dificultades incluso para poder comer. ¿Cómo se puede explicar que esté el propio alcalde fomentando en su twiter que se acuda al concierto solidario de María José Santiago en Fibes y a la vez se gaste el dinero público en farolas? Concretamente 150.000 euros para este capricho estético.
No creo que el turismo venga en bandadas al centro de Sevilla para ver farolas fernandinas y aunque sobre gustos no hay nada escrito es evidente que hay prioridades en una ciudad. Muchos se preguntarán qué se podría hacer con ese dinero. Pues bien, ahí le pongo algunas ideas. La primera, destinarlo a pagar a proveedores. Tanto que hablan de la herencia recibida y de las arcas vacías y ahora parece que para caprichos sí hay dinero. Otra idea podría ser rehabilitar las dos naves que le van a dar a las Bandas de Música para que ensayen. Un regalo envenenado para los miles de músicos que ahora tendrán que sufragar su rehabilitación.
Otra idea sería destinarlo a la creación de pequeñas y medianas empresas, que tanta falta hacen para levantar la economía. A más talleres en los distritos, donde hay una importante demanda, al bus solidario, a no subir tan alegremente tarifas de autobús o a no encubrir privatizaciones de servicios públicos como la limpieza de colegios. Estoy seguro que si a cada sevillano le preguntamos qué hacer con 150 mil euros nos daría una solución mucho más productiva para la ciudad que cambiar farolas.
Al alcalde le está fallando la comunicación de forma alarmante en su contacto con los ciudadanos, y aunque se haya gastado casi trescientos mil euros para que ABC le haga un portal a medida de los distritos, poco podrá mejorar su imagen. Ya hay entidades indignadas porque en ese aparato de propaganda son censuradas por el que paga, es decir, por el Ayuntamiento. Cada día es más evidente la fractura existente entre el Zoido de la oposición y el Zoido alcalde. Continúan pasando los meses y de momento no hay grandes proyectos de ciudad que se puedan atribuir a este equipo de Gobierno. Son 20 concejales pero parecen una escasa minoría de gobierno.
La gran aportación ha sido el concierto de sevillanas para el 20 aniversario de la Expo y la operación Talento para sacar adelante a jóvenes valores de la música. Después, todo ha sido política de mediocridad o de revanchismo ciudadano.
Mucho me temo que poco más veremos en lo que queda de legislatura a tenor de cómo se está desinflando la burbuja Zoido. Incluso su plan de movilidad en el centro histórico ha terminado siendo rechazado por la Junta Municipal del Distrito Casco Antiguo y eso que tiene mayoría absoluta. Pero gobernar es llevar el liderazgo de la ciudad y el impulso para no perder sitio en la red de ciudades importantes.
Liderazgo de Cartuja
Y hablando de liderazgo, esta semana ha dejado de liderar el Parque Científico y Tecnológico Cartuja un gran gestor y político. Isaías Perez Saldaña, alcalde de su pueblo y consejero del Gobierno andaluz, ha dado su vida profesional a dignificar aquellos puestos que ha ocupado haciendo una gestión rigurosa y ejemplar. Se marcha de la vida pública un profesional que ha sabido capear el temporal de la crisis hasta el límite en un parque tecnológico que es un orgullo para la ciudad, aunque para el Ayuntamiento sea más importante el concierto de sevillanas.
La Junta de Andalucía debería haber sido más generosa en los presupuestos para el próximo año con Cartuja 93 y quizás esto hubiera llevado a Isaías a no presentar su renuncia en estos momentos tan complicados para el tejido empresarial. Ahora habrá que buscar un sustituto que continúe la línea emprendida por el político onubense y consolide todos los proyectos de los que la ciudad puede presumir cada día. Ya escribí en alguna ocasión que Cartuja 93 es como si celebráramos una Expo Universal cada día.
La gestión del turismo
Además de Cartuja 93, la ciudad puede presumir de un excelente sector turístico que siempre ha estado en la vanguardia de España en sus aportaciones. Muchas veces, con poco criterio de lo que supone la colaboración público-privada y, por eso quizás, se abusó de pedir a la administración ayuda.
Pero gracias al Plan Turístico impulsado por la Junta de Andalucía con el Ayuntamiento y la Confederación de Empresarios, y en donde sólo ponen dinero las dos administraciones por cierto, Sevilla está creando una importante red complementaria de sus lugares tradicionales de visita. Así nos encontramos con el Castillo de San Jorge, el Muelle de Nueva York, próximamente el Centro de la Cerámica de Triana y de forma singular el proyecto Sevilla Ciudad de Ópera.
A este último me quería referir porque hay que felicitar al gerente del Plan Turístico, Sotero Martín, por el impulso dado en el pasado puente a la figura del Tenorio como atractivo turístico. Un producto bien diseñado, bien comercializado y con una gran sensibilización ciudadana. Ése es el camino que se debe seguir. La programación ofertada por la ciudad debe ampliarse y mejorarse para futuras ediciones pero no cabe duda que se ha acertado en la oferta que se ha puesto en el mercado. Se ha plantado cara a Hallowen con mucho talento y con un producto singular y exclusivo. La fiesta de las calabazas la hay en medio mundo pero Don Juan Tenorio sólo en Sevilla y ése es el camino, porque cada vez se busca más por el consumidor un turismo basado en experiencias.
El producto Sevilla de Ópera se puede convertir, junto a la llegada de cruceros, en un revulsivo para la economía sevillana. Dos grandes proyectos heredados por el Gobierno de Zoido y que afortunadamente no se han atrevido a tocar.
La ópera Carmen, que también está incluída en algunas rutas, debe ser otro objetivo del sector turístico para liderar la ciudad con ofertas singulares. A ver si de una vez se piensa con sensatez en el diseño de estas ofertas, no se escriben tantas cartas a los Reyes Magos y no se va por la ciudad de abrazafarolas, sobre todo ahora que Zoido las va a cambiar porque no le gusta su diseño.