Estaba claro que no se puede mantener una Banda Municipal de la envergadura de la actual con cargo a las arcas municipales porque lo que ha sido sólo una chispa cuyos resultados están por ver si no se extienden a otros casos o da pie a otros litigios, no era más que la constancia de cómo las cosas se hacen mal desde el principio y bajo el principio de la improvisación y adelante que lleganos, se va acumulando dinamita para que todo estalle. Algo muy de este Excelentísimo Ayuntamiento de San Fernando de los últimos veinte años, todo sea dicho.
La salida que el nuevo Gobierno municipal ha dado o está dando a la Banda Sinfónica Municipal se puede convertir en el punto intermedio entre lo imposible -que es asumir a más de un centenar de músicos, tirando corto- y lo probable, que la corresponsabilidad de los propios músicos no sólo desmerezcan la actual Banda Sinfónica Municipal, sino que sean capaces de ampliar su campo de acción, potenciar en ella el sentido de la competitividad que ya ha demostrado que lleva en el ADN que le inoculó Francisco Hernández Lora y, sobre todo, salir del aislamiento al que se ha visto sometida a pesar de ser una banda tan reconocida en circuitos de primera línea nacionales en los que ha estado presente.
La labor del Ayuntamiento, sin embargo, no puede limitarse a cumplir en lo económico como lo hacía hasta ahora, poco más o menos. Debe tener en cuenta que sin desmerecer a ninguna otra asociación musical de la ciudad, la Banda Sinfónica Municipal representa, allá a donde vaya, a la ciudad de San Fernando y tanto debe exigirle a sus componentes las responsabilidades que ello conlleva, como exigirse a sí mismo que puedan cumplirlas conforme a lo que se les demanda.