Era una cuestión casi de Estado. No hay mejor marco que el de la ‘Semana de la Afición’ para solventar, nuevamente, las asperezas entre Biris y la entidad, o llámenlo Del Nido, a gusto del lector.
Lo cierto es que ambas partes vienen dialogando desde hace algún tiempo, por segunda vez, para recuperar, por el bien de casi todos, la esencia del Ramón Sánchez Pizjuán, que tras recuperarla para la visita del Betis volvió a esfumarse con el cese del colectivo de animación en la previa del Sevilla-Málaga de mediados de diciembre.
Muchos motivos dentro de un terreno pantanoso, de dimensiones oceánicas, que vienen coleando desde el pasado verano, más concretamente desde aquel amistoso en Rota. Pero claro, a muchos da que pensar qué acciones justifican los medios en aquel momento, sobre todo porque si la causa fuere la acumulación de actos violentos las medidas adoptadas debieron llegar muchísimo antes. Así, por decenas de informaciones que han ido viendo la luz desde entonces, buena parte de la afición ha comenzado a entender alguno de los muchos entresijos que esconde esta historia.
No obstante, ahora toca borrón y cuenta nueva. Quizás en el momento más indicado, si nos atenemos a la fecha que ya se otea en el horizonte. Al igual que un derbi en Nervión sin animación, nadie perdonaría presenciar en el Pizjuán una semifinal de Copa sin los cánticos de Biris que tanto aportan en lo deportivo.
Ya en el último encuentro casero frente al Rayo Vallecano, el grupo entró prácticamente en su totalidad a la grada baja de Gol Norte, incluso recuperaron la actividad en la segunda parte cuando más lo necesitaba el equipo. Además, el grupo de animación creado y situado en la grada de Fondo ya es historia. La pregunta ahora es, ¿suprimirán las vallas con la única intención, otra vez, de que Biris no falte a una cita tan importante como la copera del 27 de febrero y luego donde dije digo, digo Diego?
Monchi y Castro, al frente
Varias han sido las reuniones celebradas en privado entre Biris y directiva para remediar la enfermedad lo antes posible. Y de nuevo Monchi toma partida y fuerza en esta lucha por la unión, convirtiéndose en el auténtico mediador. Esta vez, ayudado, entre otros, por Pepe Castro.