El Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL), dependiente de la Junta de Andalucía, ha nombrado un árbitro para que se pronuncie sobre el conflicto abierto entre la dirección de la empresa mixta de limpieza Limasa y los trabajadores en relación con la pretensión de la compañía de cambiar los turnos de descanso y de vacaciones para minimizar las contrataciones de eventuales tanto los fines de semana como en verano.
En una resolución a la que ha tenido acceso Europa Press, el CARL, dependiente de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, ha comunicado la designación como árbitro en este asunto del catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Sevilla, Jesús Cruz Villalón, para que, "con las debidas garantías de imparcialidad, dicte laudo arbitral para la resolución de las discrepancias surgidas en el procedimiento de inaplicación de condiciones de trabajo instado".
El CARL convocó a ambas partes a una reunión el pasado día 12 en el Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales de Andalucía (Sercla) para negociar los planes que la empresa quiere aplicar de forma unilateral al margen de las conversaciones del nuevo convenio colectivo.
Sin embargo, los representantes del comité de empresa no acudieron a esta reunión, argumentando que hasta el momento sólo había habido cinco reuniones de la mesa negociadora del nuevo convenio --seis ya-- y, por tanto, "aún no había ningún conflicto colectivo". Ante esto, se estaba a la espera de la resolución del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales.
Para intentar compensar la reducción de seis millones de euros que ha sufrido el presupuesto de Limasa en este ejercicio, el objetivo de la dirección --el 51 por ciento del accionariado pertenece a los socios privados y el 49 por ciento al Ayuntamiento-- es disminuir lo máximo posible las contrataciones de verano y fines de semana, tratando para ello de modificar los turnos de descanso y las vacaciones de los trabajadores fijos.
Así, se propone que los fijos descansen los domingos y cualquier otro día de la semana en lugar del fin de semana completo; que cubran los festivos, pero a cambio de dos días de descanso y no de dinero, y que los 30 días de vacaciones se disfruten a lo largo de todo el año y no entre junio y septiembre.
