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Más de dos meses, a la espera y sin respuesta

Desde que el pasado mayo se echara el cierre en ‘La Calita’, aún no se ha celebrado ningún encuentro para dar soluciones

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  • ACAMPADA -

Casi dos meses y medio, y aún a la espera. Así se encuentran las familias que vivían del chiringuito ‘La Calita’, ubicado en la playa del Aculadero. Y es que a pesar de que en el pleno del pasado mes de junio se alcanzó por unanimidad el acuerdo de que se iba a tratar con carácter urgente la propuesta de intentar buscar una solución a estas cinco familias a través de una reunión a tres bandas entre el Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria y ‘La Calita’, aún no se tienen nuevas noticias sobre el futuro del establecimiento.

Cabe recordar que éste echó el cierre a mediados del mes de mayo, planteando un futuro incierto para la gerencia y los trabajadores del propio establecimiento. Éstos, que llevan acampados desde entonces, han manifestado su intención de permanecer allí hasta que se produzca dicho encuentro. “Sabemos que cuando llegue el invierno va a ser más duro, pero de aquí no nos va a mover nadie hasta que nos den una solución”, ha manifestado Pedro García, gerente del chiringuito.

En este sentido, García aún se plantea algunos interrogantes que han quedado sin respuesta, a pesar de que han pasado ya más de dos meses. “Todavía no entendemos que si esto, teóricamente, pertenecía a Autoridad Portuaria, por qué ha sido Puerto Sherry la que vino a poner el candado”, ha manifestado. Éstas y otras muchas cuestiones que quieren resolver en una reunión que parece dilatarse en el tiempo. “Ante nuestra insistencia de querer solucionar el problema y de que den otra salida para estas cinco familias que viven de este negocio, obtenemos la callada por respuesta”, ha apuntado Pedro García.

Además, el cierre del establecimiento está trayendo, tal y como comentando los propios trabajadores acampados, consecuencias para el turismo y para la imagen de la ciudad. “Aquí vienen todos los días personas que querrían tomarse un café, sentarse a disfrutar de las vistas o, simplemente, utilizar el baño, pero les tenemos que decir que no podemos atenderlos”, han subrayado. De hecho, cuenta el gerente de ‘La Calita’, “hay personas que han venido expresamente para conocer este rinconcito que hemos ido creando poco a poco y que se quedan sorprendidos cuando ven en qué se ha transformado”.

Y es que, en apenas un par de meses este “pequeño paraíso” – como ellos lo llaman – se ha ido deteriorando rápidamente. “Podemos ver que el césped está todo quemado y que las plantas se están pudriendo… hacemos lo que podemos, pero lo cierto es que se está perdiendo”.

Una pérdida que, como apuntan las previsiones, continuará hasta que se fije una fecha y se ponga una solución. “No nos importa empezar de nuevo de cero, aunque ya han pasado 29 años desde la primera ‘Calita’ aún tenemos fuerzas para comenzar, pero lo que queremos es sentarnos con ellos e intentar encontrar una solución factible para todos”.

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