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La Junta declara monumento la Iglesia de Santiago, el Pósito, el Castillo y la Muralla de Iznájar

El edificio refleja las características tanto del Renacimiento pleno como del estilo manierista. Destacan por su calidad arquitectónica la cabecera, la fachada exterior y la antigua sacristía renacentista decorada con frescos

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El Consejo de Gobierno ha acordado este martes inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de Monumento, la Iglesia de Santiago Apóstol, el Pósito y la delimitación del Castillo y la Muralla Urbana de Iznájar (Córdoba). Estas edificaciones, situadas en un enclave de gran valor paisajístico en el recinto amurallado de la zona más alta de la población, forman un notable conjunto histórico-artístico.

   La construcción de la Iglesia de Santiago Apóstol responde, al igual que otros templos del siglo XVI en la provincia de Córdoba, a la sustitución de las primitivas iglesias mudéjares por otras donde mostrar mejor el poder del obispado. Las obras se prolongaron desde 1547 hasta 1630, con la participación de maestros como Hernán Ruiz II o Francisco Delgado.

   El edificio refleja las características tanto del Renacimiento pleno como del estilo manierista. Destacan por su calidad arquitectónica la cabecera, la fachada exterior y la antigua sacristía renacentista decorada con frescos.

   La iglesia presenta una nave, cabecera semicircular y un crucero de brazos cortos cubiertos por bóveda de cañón. El cuerpo principal, de fábrica renacentista, conecta los pies del templo con la primitiva nave mudéjar, de menor altura. La sacristía, de planta cuadrada con cuatro arcos que sostienen una cúpula sobre pechinas y conchas en relieve, está realizada a base de piedra labrada y alberga restos de pinturas murales del siglo XVI.

   Sobre la sacristía se ubica la torre, que cumplió la función de contrafuerte del crucero hasta que en el siglo XVIII se construyó un singular arbotante con dos arcos de medio punto superpuestos. Fue completada en el siglo XVIII con un cuerpo de ladrillo y vanos para campanas en sus cuatro lados.

   El decreto de catalogación protege también un conjunto de 22 bienes muebles que se conservan en la iglesia, integrado en su mayor parte por pinturas, esculturas y piezas de orfebrería del siglo XVIII.

   En cuanto al Pósito de Iznájar, igualmente incluido en la declaración de monumento, fue levantado en tiempo de Carlos III, entre 1785 y 1786. Testigo del pasado agrario de la localidad, fue rehabilitado a finales de los años ochenta del siglo pasado para su uso como biblioteca municipal, aunque conservando su planta y estructuras originales.

   El edificio es de una gran sencillez formal, con planta rectangular y organización basilical de tres naves precedidas por una antesala y separadas entre sí por una doble arquería de cinco vanos de medio punto. Los muros exteriores, enfoscados y encalados en su mayor parte, son de mampostería con refuerzos de sillares en las esquinas.

CASTILLO Y MURALLA

   Finalmente, la norma aprobada por el Consejo de Gobierno fija la delimitación del Castillo y de la Muralla Urbana de Iznájar. Aunque ya protegidos de forma genérica por el Decreto de Castillos Españoles de 1949 y, posteriormente, por la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985, este conjunto carecía de límites precisos. El nuevo régimen de protección abarca la totalidad de la fortaleza, el foso y las dos murallas urbanas  construidas para englobar las edificaciones de la población.

   El Castillo de Iznájar presenta planta triangular y un gran espacio central envuelto por un lienzo de muralla con torres en los ángulos sureste y suroeste, además del foso y una barbacana que se prolonga por la línea de la muralla de la ciudad. La fortificación responde a las características de los castillos roqueros de ascendencia islámica, emplaza-dos en el punto más alto del espacio que defendían.

   Para todo el conjunto el decreto establece un amplio entorno de protección común con el fin de preservar los valores paisajísticos y ambientales, así como de garantizar la conservación de posibles hallazgos de murallas u otros elementos vinculados. También se delimitan otros dos entornos menores en torno a los restos de muralla ubicados al sureste de la población. Las tres zonas protegidas suman una superficie de 8,6 hectáreas.

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