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El Madrid gana pero se queda sin chispa

Las ausencias de Bourousis y Carroll acortan las rotaciones tanto dentro como fuera de la zona y el equipo lo nota

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  • ENCUENTRO -

El Real Madrid sumó su victoria número veintiuno de la temporada ante el Río Natura Monbus por 82-59, pero careció de excelencia en el juego y en la actitud, y dejó claro que se está quedando sin chispa.

El Real Madrid sigue ganando, pero ya no muestra esa suficiencia y esa variedad técnica y táctica que le hacía pasar por encima de sus rivales. Las ausencias de Bourousis y Carroll acortan las rotaciones tanto dentro como fuera de la zona y el equipo lo nota. Y, quizá, la vitola de invicto está empezando a pasar factura, por exceso de confianza o por necesidad de rebajar el nivel.

Sea como fuere, el Río Natura Monbus, el Obradoiro de toda la vida, salió entre asustado y comedido, entre agazapado y amenazante, muy gallego de cualquier manera. No anotó hasta los cinco minutos de partido (5-3), pero es que el Madrid salió igual o peor.

Los diez primeros minutos de partidos estuvieron plagados de errores, fallos e imprecisiones. Baste decir el resultado, 11-9, y que el único que anotó por parte local fue Llull (9 puntos), con Reyes y Mikrotic con un puntito cada uno.

La atonía fue la característica predominante de este primer cuarto. En el segundo, Pablo Laso intentó que su equipo arrancara y Moncho Fernández, el entrenador del Obradoiro, también tenía previsto ese movimiento técnico y apretó las clavijas de su equipo.

Ambas defensas subieron sus prestaciones, pero siguieron los fallos en ataque. El capitán Felipe Reyes aportó su energía pero no llegó a contagiar a sus compañeros y aunque Marcus Slaughter fue un titán en defensa, como casi siempre, en ataque sigue sin ser una fuente fiable de puntos.

El Madrid se atascó hasta el punto de que Sergio Rodríguez se empecinó en lanzar frontalmente, y fallar, en cuatro jugadas seguidas, como única solución al ataque, y hasta la grada, rendida a su magia, le silbó tímidamente, por su cabezonería.

Al descanso se llegó con un 35-28 todavía incierto, cuando no hace tanto el equipo se iba a vestuarios ya con la victoria en el bolsillo.

Salah Mejri, que apenas pudo jugar seis minutos en el primer cuarto por las personales, llegó a las cuatro faltas en apenas otros dos minutos, con lo que el enfrentamiento con sus excompañeros fue una pesadilla para él.

El Madrid siguió fajándose con la mediocridad de sus acciones, algo en lo que es novato esta temporada, mientras que los gallegos se pusieron en brazos de la veteranía de Oriol Junyent y Alberto Corbacho para reducir diferencias y enseñar los dientes tras un 37-33 (min. 34.30).

Este fue el punto de inflexión del partido. El Real Madrid no pudo regresar al camino de la excelencia pero tomó conciencia de que debía arremangarse y elevar el nivel de dedicación en pista para seguir manteniendo impoluto su casillero de derrotas.

En cuatro minutos el Madrid, guiado por Reyes y Llull, hizo más que en todo el resto del tiempo con un parcial de 18-5 que dejó el marcador en un ya más claro 55-38. Al final del tercer periodo, 59-41.

Los de Laso siguieron apostando por la defensa y la intensidad, lo que se reflejó en el marcador (71-48, min. 34) y en las gradas. Y acabaron salvando los muebles con otra victoria, por 82-59, que hace la número veintiuno de la temporada.

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