Si en Europa el jueves padeció un varapalo, en Liga lo cierto es que es inexpugnable. Cuarto triunfo consecutivo y con goleada ante un mal Valladolid en la previa de un derbi al que llegará motivado.
Con un nuevo once de circunstancias se presentaba Unai Emery en Nervión. El vasco dejó en la caseta a Coke, Vitolo y Bacca, presumibles titulares, y le cedió los galones al recuperado Nico Pareja, Gameiro o al propio Marko Marin, casi inédito en lo que marcha de temporada.
Comenzaba el duelo avisando el Valladolid. Y es que aunque la posesión parecía claramente sevillista en los primeros compases, lo cierto es que las internadas vallisoletanas, sobre todo las de un explosivo Rama, hacían daño. Y así llegó el primer chut del encuentro en las botas de Sastre pero fortuna rechazaría en la espalda de Pareja.
Dominaba el Sevilla y con el paso de los minutos con mayor claridad. Eso sí, bien la zaga castellana en el primer cuarto de hora que era un verdadero frontón. La primera de cierta claridad para los nervionenses llegó en el 12 en las botas de Diogo desde el vértice del área, pero Mariño anduvo rápido de reflejos para despejar a córner.
Continuó avanzando metros y en una de esas, en el 21 de partido, Marko Marin se enfrentó a la defensa pucelana en la parcela que más le gusta. El alemán, rápido de piernas, le sacó un penalti tan incomprensible como claro a Sastre. Tremendo error del vallisoletano que propiciaría el primero de la tarde gracias al acierto de Ivan Rakitic. El 1-0 transmitía la tranquilidad necesaria a la grada.
Muy poquito venía ofreciendo el Valladolid más allá de un buen inicio fugaz. Todo era coser y cantar en la parcela ancha para los jugadores sevillistas, con un Iborra y un Cristóforo más que solventes. Y una nueva llegada de los hispalenses en el 33 y otra vez con Marin como protagonista pero su lanzamiento se marchó algo cruzado. Y sólo dos minutos después, jugadón entre Rakitic, Diogo y Reyes que el utrerano tras un gesto de calidad no atinó ante la meta de Mariño. Merecía el segundo el equipo de Emery.
Al mismo ritmo, Reyes-Rakitic volvieron a rozar el gol, pero en esta ocasión fue el croata el que tras un pase magistral del extremo chutó alto de volea. Y a la tercera fue la vencida. Corría el minuto 40 cuando Marko Marin hizo de las suyas dando el cuero en profundidad para poner de gol a Gameiro que definió de fábula. Sensacional el francés, magistral el alemán.
Y para cerrar una gran primera parte, la parada del partido en manos de Beto en el 43. Era gol pero el luso brilló.
Se raunadía el choque tal y como arrancó el partido, con un susto para los locales. En el primer minuto, pérdida injustificada de Cristóforo que a punto estuvo Óscar de colocarla en la escuadra de Beto.
En el 52 no llegó el tercero de milagro, el que obró Mariño. De nuevo la pizarra de Emery en un saque de falta peligrosa que Rakitic conectó con Reyes y éste con la espuela con Gameiro pero el francés erró en el mano a mano cuando tenía todo para él.
Y en el 65, la sentencia. Penalti inexistente que el colegiado pitó para el Sevilla en una mano de Mitrovic que no fue y Gameiro, bigoleador, no falló para poner el tercero. Y desde ahí, todos los sentidos ya expuestos en el Euroderbi y en la soñada remontada.
Aún así, llegó el cuarto sevillista en el 74 en las botas de Diogo, libre de marca a pase de un extraordinario Reyes. Pero el utrerano sólo dos minutos después la pifió atrás y ello lo aprovechó Javi Guerra para poner el tanto del honor.
Al final, la peor noticia fue la lesión de Cristóforo, a la cual habrá que estar muy pendientes de cara a un derbi que se presenta apasionante.