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30/06/2024  

Cádiz

Advierten de que procesionar descalzo es peligroso por el riesgo de contraer enfermedades

El podólogo Álvaro Carmona ofrece varios consejos para cuidar los pies de cara a la Semana Mayor.

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Llega la Semana Santa. En estos días previos, las personas que participan en los cortejos procesionales preparan sus túnicas, los cargadores repasan todo lo necesario para meterse bajo los pasos, los músicos afinan sus instrumentos y adecentan sus uniformes, pero ¿prestamos atención a nuestros pies?

Los pies son una parte importante de los preparativos, no sólo para el que participa activamente en las procesiones, sino también para quien asiste como público. Esta parte de nuestro cuerpo es la que más sufre, no en vano tiene que soportar nuestro peso durante todas las horas que vamos a pasar de pie.

Álvaro Carmona es Podólogo, Master en Investigacion,  en Biomecánica y Ortopodología por la Universidad de Sevilla. En los últimos años se ha prodigado por distintas publicaciones para dar a conocer la importancia de cuidar los pies durante la Semana Santa. En este sentido, asegura que nos debemos preparar antes, ya que este proceso consta de tres partes: antes, durante y después de la Semana Santa.

Consejos
Según Carmona, las tres reglas de oro son comprar el calzado adecuado, el cuidado personal y la visita al Podólogo. Lo primero de todo, es hacer una revisión con el especialista de los pies que es quien nos puede ofrecer toda la información necesaria para saber qué hacer y cómo actuar ante un problema en los pies. Con esa primera aproximación, quedará claro que para no tener dolencias, hay que hidratar la piel con cremas ricas en Urea y realizar un corte recto de uñas.

El calzado es otro elemento indispensable. Si el zapato se va a estrenar el Domingo de Ramos, hay que ir probándolo desde hoy mismo para que la piel con la que está hecho se suavice. Habrá que cuidar que tenga un contrafuerte rígido, que sea acordonado y que tenga suela de caucho, intentando huir de las suelas de cuero, pues resbalan y no aíslan del frío. También es importante comprarlo a media tarde, cuando el pie está dilatado porque es el calzado el que se debe adaptar al pie y no al revés. Los calcetines, deberán ser de fibras naturales.

Los cargadores deben cuidar sus pies más, según este experto: “Las recomendaciones que siempre damos son las de llevar un zapato que sujete, proteja y vista al pie, es decir, que sea de piel, que tenga amortiguación a través de la suela y esté acordonado”. Los zapatos de caña alta (que cubren el tobillo) puede provocar una disminución de la movilidad del tobillo y no se recomienda por los movimientos que se realizan a la hora de levantar el paso.

Los podólogos desaconsejan totalmente procesionar descalzos. En ese sentido, Álvaro Carmona invita a que no se lleve a cabo esta práctica porque pone en riesgo su salud: “En la calle hay muchas enfermedades contagiosas que pueden introducirse en nuestro cuerpo a partir de cualquier herida, por pequeña que sea, como el sida o la hepatitis". Aparte, no estamos acostumbrados a andar descalzos, puesto que desde nuestra infancia, vamos calzados. Éste es un tema que las juntas de gobierno deberían introducir y cambiar en sus reglas. Las hermandades deben avanzar en este sentido. No podemos olvidar que la Estación de Penitencia dura unas horas y que las consecuencias de salir descalzos, perduran toda la vida”.

Cuando lleguemos a casa es importante no irse a la cama directamente. Hay que lavar los pies, secarlos adecuadamente y volver a aplicar crema hidratante con Urea, masajeando desde los dedos hasta el talón, para favorecer el retorno venoso.  Si nos encontramos fatigados, darnos un baño de contraste (agua fría y caliente), no abrir las ampollas y evitar los baños con agua caliente y sal.

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