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San Fernando

Riqueza pictórica de San Francisco que avala su catalogación como BIC

Ciudadanos relata el estudio de las pinturas que decoran el templo castrense de San Fernando.

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  • Ciudadanos.

No sólo relevancia de las esculturas adquieren protagonismo en la Iglesia Vaticana Castrense de San Francisco, sino que también la relación de pinturas que acoge el templo refrenda su nivel patrimonial y le hace ser acreedora de su declaración como Bien de Interés Cultural.

Así lo manifiestan los concejales del Grupo Municipal Ciudadanos por la Isla, Mayte Más y Javier Cano después de conversar con el profesor isleño, Rafael Ibáñez, licenciado en Historia el Arte, catalogador de obras pictóricas de la Armada y gran conocedor de la memoria patrimonial de la Iglesia  en su evolución histórica desde que era una mera congregación franciscana.

Cuadros de autores como Maelle, Sánchez Márquez, Olot y estilos como el Neoclásico o el Marienista se dan cita entre las paredes de la Iglesia.

Tres cuadros de Mariano Salvador Maella (1739-1819), el más importante representante de la ilustración pictórica española y pintor de cámara de Carlos IV. Su carrera resume a la perfección ese ideal: la formación en la Academia de San Fernando, el viaje a Roma para contemplar las grandes obras clásicas, la carrera profesional posterior como maestro en la Academia de Bellas Artes y como pintor del rey, la influencia estilística de Felipe de Castro, Antonio González Velázquez y, sobre todo, de Antonio Rafael Mengs.

Los cuadros de la Iglesia de San Francisco están a la altura de un pintor que trabajó en decoraciones al fresco del Palacio Real, el de El Pardo y el de El Escorial. También destaca su actividad en la decoración de la Colegiata de la Santísima Trinidad de la Granja, el claustro y el ochavo de la Catedral de Toledo, la bóveda de la Catedral de El Burgo de Osma, entre otros.

Así mismo, el templo conserva once cuadros de Sánchez Márquez, de finales del siglo XIX, que alcanzó un gran renombre con sus retratos al óleo.

Además, bajo el coro se sitúan diez óvalos de mediados del siglo XIX, obra del pintor Muñoz de la Vega, como parte de un apostolado.

Un cuadro del milagro de la Porciúncula atribuido a Carreño de Miranda (1614-1685), pintor del siglo XVII, que destacó en la Corte española de Felipe IV, y, sobre todo, Carlos II, de quien fue su más conocido retratista, siendo una generación más joven que Velázquez, de quien fue amigo y protegido.

“En definitiva, un elenco de obras de un valor patrimonial relevante en nuestra ciudad, que es necesario destacar, conservar y transmitir”, dice Ciudadanos.

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