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Antoni Gabarre: \"El spray sirve para solucionar problemas\"

“Me satisface ver la sonrisa de un niño o de un padre o del personal que pide cada vez más” en los murales que está haciendo en pediatría del Hospital

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  • Antoni con su hija.

En el mundo del arte urbano no necesita presentación, pero Antoni Gabarre es noticia estos días por el colorido que le está dando a la zona de pediatría del Hospital de Jerez.

“La idea surgió hace un par de años. He tenido mucha experiencia en el ámbito de la cooperación, en el tema de la problemática en países como Irlanda, con el Ulster,  Bosnia, Cuba o Francia y me apetecía una experiencia de este tipo, de mejorar esos espacios de los hospitales, de pediatría. Ahí son casi siempre espacios blancos, fríos y eos no ayuda. Entrar en un sitio así donde sabes que vas a sufrir, porque entras mal para que te curen, no ayuda. Presenté la iniciativa de colorear esos espacios pero se quedó en el cajón y en diciembre, con el cambio de dirección en el Hospital, me llamaron por si quería poner en práctica ese iniciativa, que es un trabajo voluntario”.
Antoni Gabarre, muralista, escultor, educador ambiental,  educador social lleva once años en Jerez y está siendo partícipe de una iniciativa propia, que está llevando a cabo, como es darle color a la zona de pediatría, concretamente al  “pasillo de pediatría, las siete consultas, la sala de espera de y las tres salas de la ludoteca, una de ellas para niños que están en tratamiento de oncología e, incluso, otra parte con los niños participando en los talleres”. Ha estado vinculado profesionalmente al Ayuntamiento de Jerez con los programas Pintamuros, arte urbano, y ya había empezado a muralizar el zoobotánico de nuestra ciudad. Fue uno de los trabajadores que entraron en el expediente de regulación de empleo del Ayuntamiento, algo que “me sorprendió , no lo entendía porque estábamos haciendo con los jóvenes técnicas, estábamos colaborando en dependencias municipales y, ciertamente, me quedé descolocado, pero lo he resuelto bien. Tengo la satisfacción de ver la sonrisa de los niños cuando entran y eso es un regalo o los padres que esbozan una sonrisa y el propio personal que pide cada vez más. Todo el mundo abre su sensibilidad”.
Muralista, escultor, educador social y  educador social. Ha integrado a los jóvenes “ofreciéndoles espacios para que puedan pintar.También hemos hecho intercambios con jóvenes del extranjero, con jóvenes grafiteros,. hemos trabajado el arte urbano en la zona sur y utilizo el spray para que se resuelvan los problemas”. Su interés educativo y social le ha llevado a desarrollar programas de colaboración cívico-artístico con países como Bosnia o Irlanda del Norte para unificar culturas. Y en los últimos quince años se ha centrado en este tipo de actividades, para la prevención del vandalismo en colaboración con municipios, especialmente con el de Jerez, dando la oportunidad a los jóvenes para que se expresen a nivel creativo y mejorar la estética de las ciudades.
Llegó a esta zona “porque me enamoré del poblado de Sancti Petri. Estoy hablando de los años 80. Quería reivindicarlo. Se habían ido los militares e hice dieciséis murales de la cultura y las raíces del poblado. Me enamoré del poblado y me presenté en Jerez, en una época en la que existía mucho vandalismo y había que sustituir ese vandalismo por cultura. Hice un proyecto durante un año como persona externa al Ayuntamiento y éste, para rentabilizar ese trabajo, hizo un concurso para llevar a cabo el proyecto de Educación de Arte y Creación”.
Ha hecho programas de murales en el Ayuntamiento y con su trabajo está atrayendo voluntarios “porque en el Hospital ya tengo dos voluntarios para echar una mano y en el zoo también he abierto la puerta. Como en la ciudad ya no se puede pintar, lo que hago es abrir puertas para que estos artistas del arte urbano tengan donde expresarse. Es lo que intentamos hacer”.

su historia
Antoni Gabarre lleva cuarenta años de dedicación. A nivel individual ha pintado más de 30.000 metros cuadrados de muros, mientras que con programas educativos el dato casi se duplica. Se ha permitido incluso aparecer hasta en ocho ocasiones en el libro Guinness de los récords, una de ellas por pintar 2.200 metros cuadrados sin descanso durante 48 horas en 1987. “Mi vida son las paredes”, ha indicado en alguna que otra ocasión. Estados Unidos (EEUU), Irlanda, Francia, así como un gran listado de países de todo el mundo tienen algo de él. “En todos los sitios he ido dejando algo. Llevo toda la vida dedicado a esto, subiéndome a los andamios” En la NASA, en Norteamérica, como curiosidad hay dos esculturas de él. También puede reconocerse alguna obra suya en Italia, Hungría o Nicaragua, además de un gran número de murales y esculturas en ferrys y cruceros. Ostenta récords del mundo como crear el pin más grande para Harley Davidson, y de igual forma una bandera, una mecedora de jardín o un metro carpintero, de gigantescas dimensiones.
Se inició en la escuela clásica, aunque está alimentado de influencias varias. Ha trabajado con muchísimos materiales, ya que al desarrollar sus obras en diferentes soportes le obliga a reinventarse y experimentar constantemente, como al pintar en barcos lo que le ha llevado a crear con materiales ignífugos. “Soy inquieto en esto del arte”,  ha reconocido en alguna que otra oportunidad,  autoenmarcándose en el arte contemporáneo aunque en una búsqueda permanente.
Ahora lo que busca es la sonrisa de un niño, encontrar una mueca de felicidad en ese padre o esa madre que está preocupado o preocupada por el internamiento de su hijo o hija en el centro hospitalario.
 

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