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Los genes de La Paquera

El reconocimiento a la cantaora jerezana en el décimo aniversario de apagarse para siempre su voz llenó de arte grande la noche del sábado

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  • Jesús Méndez. -

La Paquera volvió el sábado noche al Villamarta. Su memoria, como la de Antonio Gallardo, su letrista de cabecera, llenaron de genes la noche flamenca en el mejor coliseo de Andalucía. Lleno en el teatro de la plaza Romero Martínez. Ganas de pasarlo bien. Ansias de saborear el flamenco de antes y de ahora, el flamenco eterno que ha tenido su papel de primer plano durante estos últimos siete días gracias a la II Semana Internacional del Flamenco que el Ayuntamiento de Jerez, con gran acierto, ha vuelto a programar. Flamenco de raíz, flamenco de verdad. En las peñas y en el Villamarta. También en Los Claustros y reconocimientos como el que el Ayuntamiento le tributó a Pepe Marín, compañero, al que se le nombró hijo adoptivo de Jerez. Y reconocimiento grande a La Paquera, en el décimo aniversario de que su voz se apagase para siempre, en las voces de Jesús Méndez, de La Macanita y de Paca Méndez que volvió a los escenarios para abrir el fin de fiesta sobre las tablas y que hizo subir en volandas a Margari para que añadiese su baile a la noche.
Antes, mucho antes, Jesús Méndez, había dejado la impronta de su bien hacer y Rosario, la Reina Gitana, había tenido duende en su piano y la Macanita había puesto a colación su cante rotundo y Diego de la Margara, Dieguito el futbolista, Diego Garrido Valencia puso en pie al Villamarta todo con su baile genial e intransferible. Volvería después Diego a bailar, ya en el final de un espectáculo que bordeó las dos horas de duración y que se terminó haciendo corto porque la gente, entre las que se encontraba un enamorado de Jerez y de lo que sepa a Jerez como es Jesús Quintero, quería más. Pero lo que se vio llegó en su justa medida. Incluso hubo quien me susurraba al oído que tras el baile de Dieguito sobre el cante de la Macanita ya podría haber cerrado aquello.
No podía cerrar porque faltaba Paca Méndez y porque faltaba el baile de Juan Garrido y faltaban muchas más cosas. Como La Macana acordándose de los que se han ido y colocando un clavel rojo sobre el escenario o había que seguir escuchando esa guitarra de Manuel Valencia que estuvo genial de principio a fin. Su guitarra recordaba ecos de siempre de San Miguel, los ecos de Manuel Parrilla, a aquel al que se le quiere poner un busto en su barrio.
Jesús Méndez, que la noche anterior había actuado en La  Trilla de Trebujena, La Macanita, La Reina Gitana, Manuel Valencia, Diego de la Margara, Juan Garrido,  El Bo, Chicharo, Macano, Manuel Salado o Diego Montoya y las Costellas Cuartet, una formación que incluye a Sandra Raña (violín), Belén Lucena (violín), Marta González (viola), Benjamín Rodríguez (violonchelo) y Alfonso Fernández (contrabajo) que acompañaron a la Reina Gitana. Un elenco artístico que recordó a La Paquera, a esa Plaza Arenal en la que veía, poniendo voz a la letra de Gallardo, una fuente de oro y plata.  
 

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