La EPA reconoce que, tras una investigación científica ordenada por el Tribunal Supremo en 2007, ha llegado a la conclusión de que “los gases que generan el efecto invernadero contribuyen a la contaminación del aire y suponen un peligro para la salud y el bienestar público”.
Con este cambio de postura, el Gobierno de EEUU pone en marcha el proceso para regular por primera vez la emisión de los gases a los que se culpa por del calentamiento global.
La administradora de la EPA, Lisa P. Jackson, aseguró que la investigación que se ha llevado a cabo confirma que la contaminación de los gases invernadero “es un problema grave ahora y para las futuras generaciones”.
“Afortunadamente –apunta– el estudio se produce después de que el presidente Obama haya hecho un llamamiento para reducir las emisiones y haya urgido al Congreso a potenciar legislaciones que favorezcan las energías limpias”.
Para Jackson, “combatir este tipo de emisiones puede crear millones de puestos de trabajo y reducir la dependencia del petróleo extranjero y crear una industria de transporte más eficiente”.
La EPA, que considera que los hallazgos de la investigación son “apremiantes y abrumadores”, ha abierto un periodo de consultas de 60 días, antes de proponer cualquier tipo de regulación sobre la emisión de los gases invernadero.
EEUU ha sido criticado por exigir a los demás países industrializados que pongan límite a sus emisiones de carbono, pero sin regular sus propias emisiones.