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Arcos

El Belén del año de la niebla...

El acontecimiento más destacado que vive Arcos por Navidad, su Belén Viviente, proyectó treinta y tres hermosas escenas que procuraron recrear la llegada del Mesías ante un público fiel pese a la amplia oferta de belenes del día

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Desde luego, no se podría haber dado una caída de la tarde más típica en Arcos para celebrar un acontecimiento navideño. La  densa niebla que cubría la ciudad hacía aparecer de repente una escena de la recreación, donde niños y mayores, metidos en situación, hicieron de pastores, artesanos, labriegos o de hombres santos. Tantos como cuatrocientos figurantes para dar vida a un total de treinta y tres escenas, a cual más bella, delicada o surrealista.


La tarjeta de presentación que se encontró el numeroso público agolpado en la calle Corredera fue un agradable olor a buñuelos procedente de los puestos que las hermandades y asociaciones han montado este año para para recaudar fondos y así ayudar a las familias. A partir de ahí, la Cuesta de Belén se hizo una entrada larga y lenta para ir descubriendo las primeras escenas: Puerta de Belén, Cantando al Mesías..., para alcanzar obligatoriamente la estrecha calle Nueva donde esperaban al público las escenas con más arte, ya que se trata de una calle dedicada a diferentes oficios típicos: la Alfarería, los Artesanos Zapatero y Espartero, la Fragua y una enternecedora Cena de Pobres.


Tras los ya habituales achuchones de la calle Nueva, el público encontró cierto alivio al tomar por la plaza del Cabildo, donde volvieron a repetirse las bellas escenas de todos estos años, comenzando por el campo de labranza en que se convirtió la fachada de la Basílica Menor de Santa María, varias reuniones pastoriles y las mujeres de la Asociación Beatriz Pacheco cantando y cantando villancicos; un mercado de ganado, una fiesta hebrea e incluso un pequeño espectáculo de cetrería por parte del señor que habitualmente muestra sus rapaces al turismo en el mirador de la peña. La amplitud de la plaza hizo de la zona exterior un magnífico escaparate para observar cada detalle de las escenas, donde se impusieron el costumbrismo y el rigor histórico.


Ciertamente, la del Cabildo, con Santa María iluminada, parecía una pueblo hebreo de entonces...
Después había que tomar dentro del organizado recorrido por la calle Escribanos para descubrir una acogedora panadería, donde niñas y mujeres presentaron hogazas y dulces, para seguir hasta la plaza Boticas donde aguardaba al público ese auténtico combo formado por el coro de la hermandad de San Antonio. Poco antes, en la puerta de las monjas mercedarias, la eterna escena de Buscando Posada. El recorrido por la plaza Boticas terminó con el rebaño de ovejas que tanto llama la atención de los niños del público.


No menos agradecidas fueron las estampas ubicadas en el barrio de San Pedro, con su torre parroquial como testigo del continuo trasiego humano; escenas como la protagonizada por un grupo de vecinos y amigos de María Auxiliadora que cantaban al Mesías, un característico zoco, una boda hebrea, un patio romano en pleno jardín andalusí y el palacio de Herodes en el monumental palacio del Mayorazgo. Un poco más abajo, la escena más esperada, la del Nacimiento. Ya de regreso, las últimas instaladas en el Casino Círculo de la Unión, con el Empadronamiento o la Carpintería. En fin, treinta y tres motivos para visitar detenidamente el casco antiguo arcense, embriagarse de ambiente navideño y de la belleza del lugar. Por algo el Belén Viviente de Arcos está declarado de Interés Turístico de Andalucía.


Pero más allá de la belleza que entraña cada escena, cada rincón de este particular Belén, está el trabajo que durante semanas vienen realizando figurantes y trabajadores municipales, teniendo en cuenta las lógicas dificultades de accesibilidad del conjunto monumental y cómo afecta el montaje a la actividad turística que genera el lugar.
El Belén Viviente fue inaugurado puntualmente a las seis de la tarde por el equipo de Gobierno, siendo el alcalde, José Luis Núñez, el primero en cortar la cinta en presencia de sus compañeros de corporación. 


En cuanto a la seguridad que requirió este acontecimiento, justo a la entrada del recinto por la Cuesta de Belén se pudo ver a un extraordinario grupo de guardias civiles por si se producía una situación fuera de la normalidad.


Tanto la Policía Local como los efectivos de Protección Civil se encargaron de controlar la avalancha de público que, como novedad, fue entrando por grupos que esperaban en la calle Corredera.

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