Las fuerzas de seguridad afganas y la coalición liderada por Estados Unidos patrullaban el pasado jueves por una “zona conocida por la fuerte presencia de insurgentes” en la conflictiva provincia meridional de Helmand, cuando cayeron en una emboscada tendida por un grupo de talibanes con armas ligeras.
Las tropas de Estados Unidos, tras asegurarse de que no había civiles en la zona, situada en el distrito de Sangin, pidieron “apoyo aéreo”, y el consiguiente bombardeo acabó con la vida de seis supuestos insurgentes. Más tarde, en otro bombardeo, morirían otros ocho talibanes.
Otro insurgente que portaba un lanzagranadas –arma muy utilizada por los talibanes contra los convoyes de las tropas internacionales– resultó herido y fue trasladado a un centro médico de la coalición.
Dos talibanes más fueron arrestados durante la operación, según el mando militar de EEUU, que aseguró que no se registraron bajas civiles ni entre las filas de las fuerzas de seguridad afganas.
Helmand y la vecina Kandahar son los dos principales feudos de la insurgencia talibán, aunque las tropas de EEUU y de la OTAN -predominantemente británicas en Helmand- acostumbran a lanzar fuertes ofensivas contra los integristas.
Durante el último año la insurgencia ha ganado presencia en varias zonas del este afgano, también limítrofe con Pakistán.