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Crecer con los abuelos, un factor que podría favorecer actitudes machistas entre los jóvenes

El machismo, lejos de disminuir, aumenta en las nuevas generaciones. A uno de cada tres jóvenes españoles de entre 15 y 29 años acepta la violencia de control; un comportamiento que engloba actitudes como impedir a la familia que vea a sus familiares y amigos, que estudio o trabaje o vigilar sus cit

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El machismo, lejos de disminuir, aumenta en las nuevas generaciones. A uno de cada tres jóvenes españoles de entre 15 y 29 años acepta la violencia de control; un comportamiento que engloba actitudes como impedir a la familia que vea a sus familiares y amigos, que estudio o trabaje o vigilar sus citas.

Es un dato extraído de la última encuesta elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la percepción de los jóvenes sobre violencia machista.
La asociación malagueña por la igualdad Démeter alerta de un factor que ha podido influir en este cambio: buena parte de los jóvenes de hoy día tienen como educadores a sus abuelos.

La falta de recursos para conciliar la vida familiar y la laboral ha forzado a los padres actuales a recurrir a los abuelos para cuidar a sus hijos. Consciente o inconscientemente, las personas mayores trasladan a sus nietos sus valores y creencias, sean más o menos acertados.
Es uno de los factores que la asociación por la igualdad Démeter achaca al hecho de que las últimas encuestas del CIS arrojen peores conclusiones entre los jóvenes que entre la población de mayor edad.

El 32% de las chicas menores de 29 años toleran el control de sus parejas frente a un 29% de la población femenina en general. Mientras que el 34% de los chicos las considera aceptables, en contra del 30% de la población masculina total.

Estas creencias son el caldo de cultivo más propicio para la violencia machista, según alerta el Instituto Andaluz de la Mujer, que se ha reunido este jueves con el colectivo Démeter para mantener su política de reuniones con las organizaciones que luchan por combatir este mal de la sociedad para aunar esfuerzos.

Su coordinadora, Estefanía Martín Palop, ha alertado de una de las principales preocupaciones de la institución pública en este momento: la utilización de los menores como armas que terminan también siendo víctimas de esta violencia.

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