Cuando lo vemos, como diría alguna joven de antaño, educado y apuesto, en el gimnasio que regenta, entre pesas, bicicletas de spinning y artilugios de musculación, ninguno de nosotros sospecharía que José Luís González de Lara tiene una afición tan poco sorprendente y poco usual. Le afición por la Edad Media, los escudos, las espadas, del que ha sido siempre coleccionista, le viene, como él mismo reconoce, de su padre y de su abuelo. Sin embargo, solo muy recientemente descubría que los combates, la lucha entre “caballeros”, no sólo existe en las películas, sino que es un deporte que está al alza y cuenta cada vez con más seguidores.
“Fue el año pasado cuando, tras descubrir la existencia de este deporte viendo un video por internet, me puse en contacto con la Federación Andaluza. Para conseguir una armadura, tuve que pedirla a Rusia y Ucrania, ya que aquí no puede conseguirse. La Liga de Combate Medieval de España estaba ya terminando, pero, tras ponerme en contacto con la Federación Española me animaron a que acudiera a diferentes entrenamientos, en Sevilla, Belmonte, etc. Por supuesto, al principio me veía muy verde, en comparación con el nivel que se veía allí, pero sorprendentemente, se pusieron en contacto conmigo para proponerme la incorporación a la selección española que, en unos días, va a competir en el campeonato del mundo”.
José Luís González de Lara formará parte, pues, del equipo nacional que, desde el 30 de abril y hasta el 3 de mayo, representará a España en los Campeonatos Mundiales de Combate Medieval que se disputarán en un impresionante escenario, el castillo de Malbork, construido cerca de la ciudad de Gdansk por la Orden Teutónica y considerado como la mayor fortaleza gótica del mundo. Nuestro flamante “caballero” alcalaíno ha sido encuadrado por el seleccionador nacional, Jordi Martínez, en la modalidad de 10 vs 10, en la que combaten un grupo de diez caballeros, en lo que, en tiempos medievales, se consideraba una auténtica “melé”.
A los que piensan que estamos ante una especie de clase de locos nostálgicos del Medievo, hay que dejar claro que en esta competición se combate con lo que se denomina “armas de cortesía”, las cuales responden a un reglamento muy estricto que les impide causar daños de consideración. Las armaduras, por otro lado, cumplen rigurosos parámetros de seguridad, con grosores y niveles de protección a la altura de un deporte en el que, como ocurre en otros muchos, existe un cierto nivel de violencia y riesgo.
La primera aparición de España en competición fue en el torneo Faucon Noir, en 2012. En este torneo Enric Giménez y Cristian Bernal fueron los primeros representantes de nuestro país en un torneo internacional de este deporte. Participaron con el equipo de Gran Bretaña y consiguiendo el segundo puesto en categoría 5vs5 (cinco contra cinco).En 2014, España fue eliminada en octavos de final en el campeonato mundial. En esta ocasión, nuestra selección, cuyo pabellón va a defender González de Lara en tierras bálticas, parte con un orgulloso propósito de victoria, si bien, lo tendrá muy difícil, en un grupo con equipos nacionales que cuentan con una tradición mucho más dilatada en este deporte, como Rusia, Estados Unidos, Francia o Alemania. Pero, como tantas veces se ha dicho, y tal vez en este caso valga más que nunca, la propia experiencia de participar en tan genuino evento es ya un indudable triunfo.