En deporte siempre hay una revancha, una nueva ocasión para devolverla. Siempre la hay. Aunque hay momentos en los que es complicado creer que no habrá un mañana mejor, levantarse tras una derrota o un mal trago siempre es posible.
El deporte, el deportista, siempre encuentra un momento y una motivación para revertir y hacer olvidar cualquier tiempo pasado. Siempre amanece.
Por muy doloroso que haya resultado ser la experiencia y por muy desagradable que haya podido significar. Para el CRAP no resultó nada fácil dar un paso al lado, que no para atrás. Renunciar a una categoría superior, más allá de números presupuestarios, era una cuestión dolorosa pero bien meditada y consensuada. Con cabeza.
El Club de Rugby Atlético Portuense entendió que lo más coherente y lo más justo con los demás clubes deportivos de la categoría era ajustarse a la cruda realidad, no había otra. Era momento de plantarse y de valorar los pros y los contras, para impulsar pasado un tiempo y recuperar lo que nunca debió perder.
El CRAP ha vuelto a renacer. Otra vez. Si ha habido una entidad que ha saboreado las mieles del triunfo con ahínco y con trabajo diario año tras año es el CRAP.
Que nadie le hable de motivaciones, de ilusiones, de victorias, de derrotas o de fracasos. El CRAP recupera la senda triunfal y vuelve renacido en su orgullo herido. La excelente campaña realizada, donde se mostró domingo tras domingo amo y señor de la categoría, ha encontrado ahora la oportunidad perfecta, ante los suyos, de certificar la recompensa.
La victoria, otra más en Almería en la ida de la final, supone poner un pie y medio en la División de Honor ‘B’ por méritos propios.
El ascenso se toca con la mano y éste lo tiene este domingo a las 12 en la Ciudad Deportiva.
El CRAP volverá a estar arropado por los suyos y volverá a sentir que el año no ha sido en balde, que no se ha perdido una categoría, que se ha reafirmado el sentimiento y las ilusiones de estar entre los mejores. El CRAP no fallará. El CRAP vencerá y subirá. Unos y otros ya lo saben.
