El yacimiento arqueológico descubierto en Marchena (Sevilla) gracias a las catas previas a las obras de mejora en las infraestructuras de abastecimiento acuático de los municipios del Consorcio del Plan Écija, bautizado como El Lavadero, será objeto de actuaciones de limpieza, planimetría y documentación durante aproximadamente un mes más, si bien "en principio" no se prevén nuevos hallazgos, según las fuentes consultadas por Europa Press.
El pasado mes de abril, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la sociedad estatal Aguas de las Cuencas de España (Acuaes), emprendía las obras correspondientes a la conducción Marchena-Montepalacio-Arahal, unos trabajos destinados a mejorar las infraestructuras de abastecimiento de agua de los municipios del Consorcio del Plan Écija.
En el caso de Marchena, el proyecto comprendía actuaciones en el entorno de un yacimiento arqueológico ya catalogado y bautizado como El Lavadero, lo que motivó que la sociedad promotora del proyecto reforzase y anticipase los controles arqueológicos, con unas catas preventivas en el perímetro de la zanja correspondiente a la conducción.
Tales catas, como es sabido, han desencadenado el descubrimiento de importantes vestigios romanos en una zanja de más de 200 metros de longitud por dos de ancho, ubicada en una zona de cultivo que dista sólo unos 200 metros del casco urbano de Marchena. Dichos restos corresponden a un antiguo asentamiento romano de una extensión notable con edificaciones de carácter esencialmente doméstico, con muros de sillarejo trabados con argamasa de gran calidad. Asociados a estos muros, han surgido restos de pavimentos de tierra batida, mortero de cal e incluso restos puntuales de mosaico en estado muy fragmentado.
UNA GRAN ALBERCA
Acompañan a estas viviendas construcciones de ámbito público tales como calzadas, drenajes de calles y, sobre todo, un gran estanque circular, dotado de un revestimiento hidráulico impermeable denominado "opus signinum". Esta gran alberca, de 44 metros de diámetro y 1,20 metros de profundidad, pudo servir para captar y almacenar el agua de un manantial.
Los restos están datados, en su mayoría, entre finales del siglo I antes de Cristo y en el siglo II después de Cristo, aunque existen indicios de ocupación hasta al menos el siglo V después de Cristo. La única estructura posterior a esa fecha es un acueducto datado entre los siglos XVI y XVIII del cual se han documentado unos 40 metros de recorrido. También se ha localizado un enterramiento, que contiene restos óseos humanos, aún en estudio.
En este contexto, Acuaes ha decidido trasladar la conducción de agua potable en Marchena para proteger los restos arqueológicos hallados en las obras, toda vez que en el yacimiento, según las fuentes consultadas por Europa Press, continuarán durante aproximadamente un mes las labores de limpieza, documentación y planimetría, si bien "en principio" se descartan nuevos hallazgos de interés antes de elevar la memoria de la intervención a la Consejería de Cultura.