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La loca historia del 'Spiderman' cariñoso de Cádiz

Supuestamente accedió por la ventana a una vivienda y esperó sentado en el sofá a que su moradora se despertara para pedirle "paz y amor" y darle a elegir entre darle "un abrazo o llamar a la Policía".

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La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Cádiz juzga este lunes a un hombre acusado de un delito de allanamiento de morada, ya que supuestamente accedió por la ventana a una vivienda de la capital y esperó sentado en el sofá a que su moradora se despertara para pedirle "paz y amor" y darle a elegir entre darle "un abrazo o llamar a la Policía".

   El Ministerio Público considera en su escrito de calificación, que se da la eximente de la responsabilidad criminal de alteración psíquica. Así, entiende que procede imponer al acusado la medida de internamiento en un centro psiquiátrico por espacio de un año.

   Detalla que los hechos tuvieron lugar a las 4,00 horas del 2 de julio de 2014, cuando el procesado se dirigió a un edificio y escaló por la fachada hasta acceder por el balcón a la vivienda de una mujer a la que no conocía de nada, la cual se encontraba durmiendo.

   La mujer se despertó con el ruido de la calle y, según el relato del Ministerio Fiscal, encontró al acusado en el salón. Le preguntó qué hacía allí y éste habría respondido: "Paz y amor; tienes dos opciones, darme un abrazo o llamar a la Policía", añadiendo que no se preocupase, que llevaba más de media hora en el salón y que llevaba años haciendo esas cosas.

   Al acudir al salón uno de los hijos de la mujer, el imputado optó por marcharse por la misma vía de acceso. Cuando se disponía a marcharse, la Policía --que había sido avisada por la residente del inmueble allanado-- requirieron a esta persona que se entregase, cosa que hizo sin oponer resistencia, manifestando a los agentes que "los quicos no le habían sentado bien".

   Posteriormente, y dado que sus expresiones y estado denotaban que estaba bajo una alteración mental, fue ingresado en la Unidad de Salud Mental del Hospital de Puerto Real, donde se le diagnosticó un episodio psicótico agudo que le afectaba en el momento de los hechos. Añade que en esas fechas no estaba sometido a tratamiento médico y consumía estupefacientes, lo que anulaba sus facultades intelectivas y volitivas.

   Tras los hechos, el acusado tiene prescrito un tratamiento, si bien "no se muestra firme en el seguimiento del mismo ni en el abandono del consumo de tóxicos", por lo que estima que existe riesgo de reaparición de trastornos conductuales, incluyendo conductas delictivas.

   Por todo ello, la Fiscalía considera que los hechos expuestos son constitutivos de un delito de allanamiento de morada, si bien concurre la circunstancia eximente de la responsabilidad criminal de alteración psiquiátrica, por lo que propone que sea internado en un centro psiquiátrico por tiempo de 12 meses y que sea condenado a costas.

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