El olvido y el abandono se han instaurado en el recinto musical Eduardo Ocón, construido en el año 1960 y ubicado a pocos metros del Palmeral de las Sorpresas y de un imponente puerto.
El equipamiento cultural de titularidad municipal sigue siendo la morada de las personas sin techo.
Y es que la programación cultural de este espacio al aire libre se concreta especialmente en la temporada veraniega y para la Feria de Málaga, así como para el desarrollo de actividades lúdicas y deportivas puntuales.
Junto a la escultura del célebre músico y compositor malagueño, el escenario es la diana de los gamberros y los vándalos. Pintadas y grafitis son los principales protagonistas de este recinto, que sigue sumido en la desolación.
Las mañanas amanecen con los restos de una noche al raso. Cartones y mantas para guarecerse del frío y restos de alimentos acompañan a la escultura de Eduardo Ocón, ubicada a pocos metros de la escena. El aspecto ruinoso y el desamparo a pesar de la remodelación ejecutada en el año 2007 es una evidencia supina.
Y mientras el recinto cultural se marchita, el Consistorio malagueño impulsa el valor botánico del parque con la introducción de nuevas especies botánicas procedentes de distintas partes del mundo.
Nada más y nada menos que sesenta nuevas especies botánicas embellecerán las retinas de los turistas y paseantes, que contrastarán con las lamentables vistas que avistarán del recinto Eduardo Ocón.
La concejala de Cultura, Gemma del Corral, afirmó a este periódico que “incrementarán la vigilancia” en el recinto, aunque admitió la dificultad de evitar estas situaciones.