La Delegación Municipal de Medio Ambiente, a través de Chiclana Natural, ha iniciado el reparto de 5.000 conos-ceniceros, en las playas de La Barrosa y Sancti Petri con la colaboración de Protección Civil. La acción forma parte de la campaña de concienciación que se extenderá durante julio y agosto para dar a conocer el problema ecológico y de limpieza que supone arrojar las colillas en la arena.
Durante este tiempo varios equipos de Protección Civil recorrerán a pie las playas de La Barrosa y Sancti Petri para repartir los referidos conos-ceniceros, que además pueden ser utilizados para dejar otro tipo de residuos como cáscaras de frutos secos o pipas, así como pequeños envoltorios.
El delegado de Medio Ambiente y Playas, Joaquín Páez, explica que “es importante recordarle a los ciudadanos que mantener las playas limpias y en perfectas condiciones es responsabilidad de todos y que un gesto aparentemente pequeño, como por ejemplo, no tirar una colilla a la arena, en realidad es una gran acción que beneficia enormemente al litoral”.
Páez asegura que “esta campaña tiene como objetivo principal el cuidado y limpieza de las playa, ya que el cribado de las colillas en la arena no es tarea fácil. Al mismo tiempo, una mayor sensibilidad ciudadana con esta problemática ayudará a reducir los efectos negativos de la desagradable imagen de colillas en la arena”.
El responsable municipal de playas agradece además “la colaboración del Protección Civil, que pone a disposición de la iniciativa a su personal para repartir los conos-ceniceros entre las personas fumadoras que se encuentren en las playas. En este sentido la iniciativa es una prestación para el usuario o turista, pero también para la ciudad, por lo que supone para el cuidado de las playas y su beneficio, más aún cuando son nuestro mayor atractivo”.
Hay que aclarar que el tiempo que se necesita para la degradación natural de las colillas en las playas es uno de los principales problemas que genera este residuo, de ahí este llamamiento a la ciudadanía para que ayude en la tarea de eliminarlo, especialmente por parte de aquellos que lo generan.
El filtro de los cigarrillos, compuesto en más del 80 por ciento de acetato de celulosa, un derivado del petróleo no biodegradable, unido a la composición de las colillas, que contienen millares de sustancias, hace que pueda tardar entre 7 y 12 años en degradarse. Según estudios realizados por la organización Ocean Conservancy en 2011, una sola colilla de cigarro contamina 8 litros de agua de mar y hasta 50 litros de agua potable, pudiendo llegar a alterar el ciclo ecológico.