El alcalde de Chiclana, José María Román, y la delegada municipal de Cooperación Internacional, Pepa Vela, han recibido a los 21 niños que integran este año el programa ‘Vacaciones en Paz’, iniciativa que cada verano pone en marcha la Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui ‘SADICUM’, liderada por su presidenta, María Luisa Virués, y que pretende dar a los niños saharauis la posibilidad de convivir con otra cultura y que puedan tener otra imagen del mundo, distinta de las que les aporta su realidad cotidiana en el desierto.
Durante el evento, el alcalde ha recordado que, en los casi 20 años que se llevan realizando estas acogidas, “SADICUM se ha desarrollado como un proyecto local y todas sus presidentas han sido personas de empuje y han sido protagonistas a la hora de hacer que muchas otras familias se incorporaran al proyecto”. José María Román también ha destacado “la labor tan importante que se hace con estos niños en materia sanitaria, así como el hecho de ver sus caras cuando descubres algo nuevo, como el hecho de ver salir el agua por un grifo. “Éstas son emociones únicas que este proyecto aflora”, ha señalado el regidor.
Además, el alcalde de Chiclana ha manifestado que este proyecto es muy bueno, “porque nació con el cariño de las familias y sigue vivo porque sigue el cariño de las familias de antes y de las nuevas que se han incorporado”. El alcalde también ha agradecido el trabajo y la labor desinteresada que realizan todas estas personas para acoger a estos niños.
Por su parte, la presidenta de SADICUM, María Luisa Virués, ha explicado que llevan casi 20 años trabajando en este proyecto. “Estos niños son embajadores de su pueblo aquí en Chiclana. Desde su llegada reivindican sus derechos de estar en un pueblo libre. Todos estos niños vienen con ansias de pasárselo bien y de disfrutar mucho del verano. Además, aquí se les realizan revisiones médicas exhaustiva de todo tipo, algo que no tienen en sus campamentos”, ha destacado la presidenta de la asociación, que también ha manifestado que “es mucha la alegría que ellos traen a nuestros hogares, porque dan mucho más de lo que reciben, dan cariño y mucho amor y nosotros les ofrecemos el bienestar de una familia”. Además, ha animado a todas las familiar a acoger a un niños en sus casas, “porque es una experiencia muy bonita. Se sorprenden al ver la playa, al abrirse un grifo, una piscina y todo lo que no tienes. Este proyecto ayuda a que ellos conozcan cosas que en sus campamentos no va a ver”.
Hay que reseñar que estos niños llegaron a Chiclana entre el 27 y el 30 de junio y está previsto que vuelvan entre el 27 y el 30 de agosto. Los niños tienen entre 9 y 14 años y han llegado 10 niños y 11 niñas. Además, son 18 las familias de acogidas que toman parte este año en el proyecto.
Con respecto a este proyecto, cabe destacar que en verano, la vida de los campamentos es especialmente dura, se puede alcanzar hasta los 60 grados a la sombra y al caer la noche desciende mucho la temperatura. El siroco es también más duro en verano, dificultando la respiración. Es por ello por lo que la campaña de Vacaciones en Paz se realiza principalmente en verano, para alejar a los niños y niñas saharauis del duro desierto, que se vuelve especialmente inhóspito en esta estación. La estancia de los niños y niñas se realiza en nuestras casas para que convivan con nuestras familias.Este proyecto es un verdadero símbolo de solidaridad con todos los pueblos que han sido desplazados por la irracionalidad de la guerra. Es un clamor por la paz, la justicia y la libertad. Entre estos pueblos que sufren se encuentra el pueblo saharaui, el cual se ha visto obligado a vivir durante más de 30 años en un desierto inhóspito, refugiados en campamentos situados en Argelia, siendo en este medio donde crecen sus hijos e hijas, quienes deben sobrevivir en condiciones inhumanas desde su nacimiento.
Cuando las mujeres saharauis idearon este proyecto a mediados de los 80, eran conscientes de las carencias sanitarias y alimenticias importantes existentes en los campamentos de Tinduf. Con este proyecto, pretendían ofrecer la posibilidad de que sus hijos e hijas se recuperasen con una dieta equilibrada y variada, así como una cobertura sanitaria para solucionar los problemas de salud derivados tanto de la malnutrición como de patologías incurables en los campamentos.