Los riesgos de incendios por la proliferación de matorrales secos, fruto de la falta de mantenimiento y cuidados de diversas zonas de la ciudad, no se queda en la periferia de San Fernando.
Basta pasear por la calle Real, concretamente donde estaba el 210 y comprobar cómo una parcela de la Empresa de Suelo Isleña (Esisa) donde en un cartel ya despintado por el tiempo dice que se van a construir 21 viviendas, los matorrales, las basuras y escombros y la cercanía a la calle reúnen todos los ingredientes para que salga ardiendo.
Se trata de los dos chalés de titularidad municipal que fueron derribados tras una ocupación de indigentes y que antes sirvieron como sede de Protección Civil y como sede de la Unidad Territorial de Empleo y Desarrollo Local y Tecnológico (Utdlt) de la Junta de Andalucía ahora en entredicho por una presunta administración fraudulenta y cuyos consorcios fueron disueltos en 2012 al dejar de estar financiados por Madrid.