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Los cristianos

"Hay que laborar en cualquier tierra, hay que dar testimonio cristiano en cualquier ámbito, sea en el político o donde sea"

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En Córdoba, lejana y sola, las Hermandades y Cofradías han organizado una vigilia, concentración o manifestación, no ha quedado claro, para protestar por el acoso a que, según ellos, vienen siendo sometidos los cristianos. No estoy yo muy de acuerdo: creo que los cristianos, la Iglesia cristiana, goza hoy de unas preminencias que para nada indican una persecución, sino todo lo contrario: desde el Estado, que es aconfesional, se mantiene con ella unas relaciones cordiales fundadas en el arraigo cultural y moral del cristianismo.

Otra cosa es que la sociedad, el grueso de la sociedad, vaya por otro lado. Vivimos tiempos de nihilismo moral, de positivismo donde se confunde la utilidad con la verdad, donde el dinero es el santo patrón de todos los pueblos, donde el placer, aquí y ahora, es la única meta. Esta conducta, que no es nada nueva, sino que viene ya desde el medio siglo pasado, nos ha acarreado entre otros desastres el drama de la droga, que para muchos constituye la auténtica comunión.

El cristianismo no está perseguido en España, ni acosado. Pero aunque lo estuviera, a qué viene quejarse, señoras y señores del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Córdoba. El cristiano auténtico, como Jesucristo, no debe nunca quejarse de la persecución, sino asumirla, aceptarla, porque sabe que su doctrina es una auténtica vuelta de tuerca a todos los valores preestablecidos o establecidos. El cristianismo tiene que chocar con toda estructura social que no coloque al Amor por encima de todos los valores. Lógico que en una sociedad como la actual, empobrecida de sentimientos, enfrascada en conseguir el placer como único modo de felicidad, incapaz de valorar el sacrificio y el esfuerzo, los cristianos sean tachados como bichos raros. Me refiero a los cristianos de verdad, no a los que confunden el cristianismo con el cumplimiento de determinados ritos semanales. El cristiano de Cristo, el seguidor del Nazareno, tiene que sentar su fe en la inestabilidad social, porque su fe siempre será acogida con desprecio, o al menos con prevención, por parte de la mayoría.

Así que a qué quejarse. Hay que laborar en cualquier tierra, hay que dar testimonio cristiano en cualquier ámbito, sea en el político o donde sea. Me da a mi la impresión de que estos religiosos cordobeses, y quienes los apoyen, no se han enterado bien de lo que significa ser cristiano. Y lo digo con todo el respeto, pero algunos creen que son cristianos por colgarse una medalla y salir en procesión determinados días al año, cuando ser cristiano es ser capaz de perderlo todo, el decoro social, la fama, lo que sea, por dar testimonio de una buena nueva que cambió el mundo.

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