De ver el drama por televisión, el profesor y coordinador local de Izquierda Unida Francisco Guzmán, ha pasado a defender los derechos humanos sobre el terreno. Tras su paso por el campamento de refugiados griego de Idomeni, el malagueño no ha dudado en conocer en primera persona la realidad de la isla italiana de Lampedusa, a 190 kilómetros de Sicilia y a apenas 110 de África, a donde se calcula que en los últimos 20 años han llegado más de 400.000 inmigrantes. 15.000 han muerto en el intento. “En solo dos noches se han rescatado 300 personas en el mar y han muerto alrededor de 70. Pensad que 70 son aproximadamente las personas muertas en las aguas del estrecho de Gibraltar en todo un año. Para Lampedusa, estas cifras no son relevantes, nada que ver con las 360 personas que murieron hace tres años en sus costas procedentes de Túnez”, explica Guzmán, que llegó a Palermo el pasado 18 de octubre y tiene previsto regresar a Málaga el próximo 3 de noviembre.
El Mediterráneo se ha convertido en la frontera natural más cruenta, en la que en este año 2016 ya han muerto 3.600 personasMiles de personas huyen del hambre, de la pobreza y de la guerra, mientras el Mediterráneo, tal y como reza el cartel con el que Guzmán se fotografía, ha dejado de convertirse en un lugar de encuentro para ser la tumba de muchos. “La mayoría de los que llegan son jóvenes que vienen de Eritrea, Somalia, Libia e, incluso, Bangladés. Llegan en barcazas en pésimas condiciones, tras un trayecto de alrededor de 20 horas. Cuando llegan vivos se sienten afortunados, aunque su futuro sea incierto y a la espera de una respuesta desde Europa que posiblemente termine en su expulsión”, narra el malagueño, que relata a Viva Málaga el panorama que encontró a su llegada. Una Lampedusa “militarizada, protegida por radares y rodeada de alambradas y donde los lugareños denuncian que la principal inversión del gobierno se traduce en mayor seguridad y control militar”.
Abrir fronteras
Guzmán reivindica abrir fronteras y crear pasajes seguros. A principios de mes rescataron del canal de Sicilia a casi 6.000 inmigrantes. Muchos medios hablan de una llegada menor de refugiados pero un aumento de las muertes. “La respuesta de los gobiernos debe poner en el centro la atención y protección de las personas y la garantía de los derechos humanos, y no la defensa y control ante ellas”, denuncia. Una de las tragedias más grandes que ha visto la humanidad. Guzmán insiste en las cifras: “El Mediterráneo se ha convertido en la frontera natural más cruenta, en la que en este año 2016 ya han muerto 3.600 personas”.