Cudeca celebra 25 años de compromiso con la provincia de Málaga en los cuidados paliativos del cáncer y otras enfermedades terminales. La fundación, que nació del duelo de la británica Joan Hunt tras perder a su marido en 1992, tiene el sueño de abrir un centro de formación de referencia para profesionales y continuar trabajando en una red de cuidados paliativos pediátricos, ya que en la actualidad también atienden a niños y adolescentes. “Aunque nuestro mayor reto del día a día es tener las puertas abiertas para quien lo necesite”, recalcó ayer Marisa Martín, gerente y directora médica, que acompañó a Hunt desde los inicios del sueño, cuando los recursos en Málaga eran escasos y solo existía el programa del Hospital de Cruz Roja que atendía al área metropolitana.
Una “cadena de compromiso”, como destacaba el presidente de Cudeca, Ricardo Urdiales, donde los voluntarios, casi 900 en Málaga, son una parte indispensable, entregando su trabajo y tiempo “de forma desinteresada”.
Derribando el tabú
Cudeca atendió el pasado año a más de 3.000 familias, pero han sido más de 13.000 desde que su promotora se empeñara en copiar en su ciudad adoptiva el modelo de ‘Hospice’ británico para hacer más llevadero el momento del adiós con una atención más cercana . Mucho ha cambiado la atención en los cuidados paliativos desde entonces. De ser una auténtica desconocida en nuestro país en sus inicios, cuando Cudeca apenas atendían a 8 pacientes y hasta hablar de cáncer era tabú, a contar con un equipo médico profesional (1994), después la atención a domicilio o abrir su primer centro de cuidados paliativos en Benalmádena tras apenas cinco años de vida, en 1997.
Una “cadena de compromiso”, como destacaba el presidente de Cudeca, Ricardo Urdiales, donde los voluntarios, casi 900 en Málaga, son una parte indispensable, entregando su trabajo y tiempo “de forma desinteresada”. Con un presupuesto anual de 3,5 millones de euros, su sostén principal siguen siendo las 18 tiendas benéficas donde encontrar ropa, libros o muebles, aunque cada vez más hay quienes deciden dejar su herencia a la organización (el año pasado recibieron más de 700.000 euros) y ya cuentan con un 20% de fondos públicos, gracias a la aportación de la Junta, que destina cada año más de 600 mil euros.
Casi 1.500 socios o 1.000 huchas solidarias repartidas por la provincia dan buena cuenta de la entereza del proyecto e insuflan oxígeno a la fundación, que este año tiene un completo calendario de eventos para conmemorar su trayectoria, entre ellos, el concurrido Walkathon (21 de mayo), un concierto con la Orquesta Sinfónica en el Teatro Cervantes (25 de abril), ponencias con las últimas novedades en atención (12-14 de junio) o la tradicional cena de gala (14 de julio).
Un proyecto que aspira a cumplir otros 25 años, de la mano de la comunidad británica y española de la Costa del Sol y Málaga, que tiende la mano cada día para aliviar el dolor y tener una despedida lo más digna posible.
