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Ajetreo en el Real para dejar ‘planteadas’ las casetas de Feria

Tras acabar con la faena más dura, llega el turno de los guardas para evitar disgustos de última hora

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  • Montaje de una caseta -

A menos de una semana para que el Parque González Hontoria  multiplique sus decibelios y consuma una electricidad equivalente a una ciudad de casi 20.000 habitantes por la Feria del Caballo, el ambiente por cualquiera de las calles del Real es de contrastes y de mucho ajetreo. Se trata del fin de semana más fuerte en las tareas del montaje, en el que los socios de las peñas, los hermanos de las cofradías o el personal externo contratado dejan planteadas las casetas para que de lunes a viernes se lleven a cabo los “últimos detalles” durante las tardes, como la colocación de cortinas, terminar de poner la cocina y otras tareas más  secundarias.

Mientras algunos pintaban fachadas y daban algunos retoques, en una buena parte de las casetas la actividad prácticamente empezó el sábado. Llegarán a tiempo. No queda otra. Y a partir del lunes muchas de ellas ya tendrán guarda para vigilar que las manos ajenas no hagan de las suya. En La Bofetá (número 113), la caseta de la Hermandad de La Redención van a buen ritmo y este fin de semana pretendían  dejar “casi todo montado”.

El caso de esta cofradía ‘joven’, junto al de otras más nuevas como El Soberano Poder o El Perdón, es de los pocos en las que los propios hermanos montan y explotan las casetas. Su recaudación suele ir destinada al proceso del dorado de los pasos.


El resto de las hermandades “más antiguas” con caseta suelen recurrir a terceros y “no las trabajan”, tal y como explica el hermano mayor de La Redención, Agustín Llamas, que confía en que este tercer año desde que la hermandad decidiera encargarse de la caseta vaya igual de bien que la última Feria. “Para nosotros es la única manera, porque nos hace falta el dinero”, señala.

La clave está en la organización, por ello ya están fijados los turnos de trabajo de una cofradía que tiene 400 hermanos, y en la que su máxima pasa por ofrecer calidad a precios económicos. “El primer año la gente no nos conocía, pero el pasado año se corrió la voz, y el que venía un día, si podía repetía”, señala. La mejor prueba es que de cara al Miércoles de Feria, el Día de la Mujer, ya casi no pueden admitir reservas, pese a tener una capacidad para 50 mesas y 200 sillas.

La sanción al Mayor Dolor
Muy cerca de La Bofetá, justamente enfrente, se encuentra este año la caseta de la Hermandad del Mayor Dolor. Su caso es la antítesis de la Feria que vivieron los anteriores y, de hecho, su nueva ubicación responde a una sanción por parte del Ayuntamiento que, según el hermano mayor, Francisco Román, ha llegado antes de que se resuelva el expediente abierto por los hechos ocurridos.
Hay que recordar que la empresa que explotaba su caseta, situada en el Paseo de Las Palmeras, les dejó tirados en el ecuador de la Feria. Horas más tarde la cocina era desmantelaba y desaparecía un equipo de música y botellas. El caso sigue en los juzgados.

Para este año cuentan con un hostelero “recomendado, de la zona y de confianza” aunque les ha costado volver a confiar tras el trago que pasaron.

Asociaciones, peñas, hermandades, cáterings, locales de ocio...dan forma a las 200 casetas que se instalan en el Real y en la que alternan miles de jerezanos y visitantes, pero además también hay casos de empresas familiares que aprovechan este escaparate para dar visibilidad a su negocio desde hace más de una década. Es el caso de la empresa Construcciones Viloita Guillén.

Los tres hermanos con el apoyo de su padre, ya jubilado, se encargan del montaje y la explotación de la caseta, con la contratación de entre siete y ocho personas. Esta semana han montado además la caseta del Real Círculo Lebrero, que ya custodia un guarda, y desde este fin de semana están volcadas en la suya,Los Vilos, situada justamente al lado de la Casa del Pueblo, y bastante característica con las dos flamencas que decoran la fachada.

“Lo hacemos para darle visibilidad, pero se trabaja mucho y estamos hablando de una inversión que va perfectamente de los 9.000 euros y que solo con que llueva un día ya te genera perdidas”,manifiesta Jesús Viloita.

Solo hay que hacer cuentas: dar de alta la luz más encargar proyecto eléctrico para una semana, ya cuesta más de 400 euros, contratar el agua suma otros 100, solo colocar las estructuras de los módulos y los toldos cuesta otros 2.500. Si se le une las altas de los trabajadores y los salarios, sale  un  desembolso más que considerable que no está al alcance de cualquiera.

De 900 y 1.300 euros
por trabajar en feria

Trabajar en la feria  supone para muchos jerezanos una oportunidad de ganar en una semana lo que a veces ni siquiera obtienen en un mes. Para los que están en paro ‘hacer la feria’ les sirve para ‘respirar’, mientras que otros ven una oportunidad de tener un ingreso extra.

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