Cepsa ha invertido 12,5 millones de euros en mejoras medioambientales durante 2016 en sus centros de San Roque (Cádiz), según reflejan las declaraciones medioambientales anuales. La presentación de estas declaraciones por cada centro y su posterior distribución es uno de los principales instrumentos de Cepsa en su apuesta por la transparencia en la información a la sociedad.
Miguel Pérez de la Blanca, director de la Refinería Gibraltar-San Roque, y Agustín Bonilla, director de Cepsa Química Puente Mayorga, han señalado que "estas declaraciones medioambientales muestran la voluntad constante de Cepsa por mejorar anualmente aplicando la mejor tecnología disponible y siendo exhaustivos en los procesos productivos", según ha informado Cepsa en una nota.
Como en años anteriores, los dos documentos que maneja Cepsa han mostrado con todo detalle un comportamiento caracterizado por la mejora de todos los parámetros de impacto ambiental en el entorno, y han detallado los objetivos y metas específicos en cada uno de los centros.
Asimismo, ha destacado que en la Refinería Gibraltar-San Roque las concentraciones medias anuales burbuja fueron notablemente inferiores a los límites que fija la Autorización Ambiental Integrada (AAI) con valores de concentración similares a los del año anterior y por debajo de los valores permitidos, un 21 por ciento inferior en el caso de partículas y un 13 por ciento inferior en SO2 con respecto al año anterior.
En 2016 las emisiones de SO2 han alcanzado un mínimo histórico, permaneciendo en 3675 t/año, lo que supone una reducción del 13 por ciento respecto a 2015, un 61 por ciento menos si se compara con los datos de 2006. Las causas de estas reducciones paulatinas en las emisiones de SO2 se pueden encontrar en una mejora en la calidad de los combustibles, conseguido gracias al aumento del consumo de gas natural y a las mejoras implantadas en las unidades de recuperación de azufre y de tratamiento con aminas, que hacen que el fuel gas de consumo esté prácticamente exento de azufre.
En las plantas químicas, al utilizarse únicamente combustibles gaseosos en los procesos de producción, gas natural mayoritariamente, las emisiones de partículas y SO2 son mínimas, quedando por debajo de los límites de detección. En lo que se refiere a las emisiones de NOx se mantiene en valores similares a los del año anterior (por debajo de los límites establecidos).
Por otro lado, en la Refinería, el volumen de efluentes en el punto principal de vertido fue un diez por ciento inferior al autorizado. La calidad del vertido se mantiene en el promedio de los últimos años con un cumplimiento del cien por cien en el agua tratada en el punto de emisario submarino. Los efluentes líquidos de la planta química Puente Mayorga son tratados en la planta de tratamiento de la propia refinería.
En 2016 el índice de intensidad energética (EII), que engloba todos los consumos energéticos de las instalaciones como el gas natural, la energía eléctrica, el fuel, ha sido de 79,6 puntos en la refinería Gibraltar-San Roque.
La refinería se encuentra certificada bajo la norma ISO- 50001, cuyo objetivo es fomentar la eficiencia energética, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, garantizar el cumplimiento de la legislación energética e incrementar el aprovechamiento de las energías excedentarias.
El índice de consumo energético en la planta química Puente Mayorga se mantiene con respecto al ejercicio anterior, fruto de la constante apuesta e inversión de la compañía en proyectos orientados a la reducción del consumo de energía.
En el año 2013 se inició el tercer periodo de asignación (2013-2020) de derechos de emisión de CO2, en el que las instalaciones de cogeneración han dejado de recibir derechos gratuitos. En consecuencia, el balance total de emisiones en el ejercicio 2016 de la refinería es de un déficit de 59.789 toneladas de derechos de CO2 y para la planta química de Puente Mayorga de 49.195 toneladas de derechos de CO2.
Además, la refinería ha destacado que las declaraciones medioambientales contienen información detallada de otros muchos aspectos, que van desde el control de ruidos, de los suelos, el consumo de agua y de materias primas, a las actuaciones que inciden en la mejora ambiental de los productos que se elaboran, para reducir su impacto al ser consumidos por los usuarios finales.
La gestión medioambiental de Cepsa no se limita al control del impacto de su actividad, sino que se extiende a cuestiones tan sensibles como la formación ambiental de los empleados propios y de las empresas que prestan servicio en las instalaciones de la Compañía o la comunicación con la sociedad.
Igualmente Cepsa, a través de su Fundación Cepsa, creada en septiembre de 2016, se caracteriza por su proactividad en la defensa y mejora de la biodiversidad en los entornos de sus centros de producción. Buen ejemplo de esta línea de actuación es la recuperación y puesta en valor del humedal del arroyo Madrevieja. Con este programa, la Fundación Cepsa pone a disposición de la población un espacio y unas actividades que dan a conocer el entorno natural de la zona.
Desde el año 2008 Cepsa celebra el comité de vecinos de las barriadas cercanas a las instalaciones. El objetivo de este comité es mantener relaciones de cercanía con la comunidad y dar a conocer su actividad. Además, de forma anual, se lleva a cabo el programa de puertas abiertas para visitar la instalación.