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Torremolinos

Una vecina jubilada que hizo de la cetrería su pasión

Margherita Sporeni, italiana, lleva tres años empadronada Torremolinos y ha quedado tercera en un certamen de este deporte

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  • Margherita Sporeni, italiana, lleva tres años empadronada Torremolinos y ha quedado tercera en un certamen de este deporte

Margherita Sporeni es una mujer italiana y jubilada que reside en Torremolinos, con una pasión que la diferencia de muchas de sus vecinas: la cetrería. Este arte de la caza con aves rapaces se convirtió en su mundo hace cinco años, casualmente, como ella misma cuenta. “Trabajaba en Líbano para la Embajada Italiana en Beirut y en un bazar de allí yo compraba aves rapaces de captura para luego liberarlos en la naturaleza”, explica a Viva Málaga.

El primer halcón de cetrería que ella voló, dos años antes de liberarlo, era un busardo moro. Y fue ahí cuando empezó a sentir que la cetrería iba a convertirse en su pasión. Así, en un viaje a Italia, su país natal, compró su actual águila de Harris, llamada Amira (princesa en árabe) y la llevó con ella hasta Líbano para intentar amaestrarla y que poder volar. Pero se encontró con el problema de que en este país no se permitía este tipo de deporte. Así que a Margherita no le quedó más remedio que convertirse en una autodidacta y adiestrar a Amira con sus propios métodos. No obstante, según dice, “pedía consejo por Internet a otros cetreros”.

Finalmente, en 2014 llegó el momento de jubilarse y Margherita eligió Torremolinos como su nuevo hogar. Aquí, sacó su licencia de caza y el carnet de cetrera, empezando a participar en campeonatos como los de Iznalloz, Antequera, Osuna, Ibros y Almonte. Y en casi todos ella era la única mujer que participaba.

Este año, el XV Certamen de Cetrería Montes Orientales ACESUR, campeonato provincial de Granada, celebrado en Iznalloz, le otorgó el tercer premio. “ Amira voló y capturó muy bien. Estoy muy emocionada, porque asisto a campeonatos para tener amigos cetreros españoles con quienes compartir esta afición, pero nunca pensé en ganar un premio”, explica.

Y mientras, a través de un coto de caza, hace que Amira sobrevuele todos los días “un lugar tan maravilloso como Torremolinos”, cuenta con un español que, como ella misma dice,  mejora desde hace tres años en el curso de este idioma en el Centro cultural Picasso del municipio.

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