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El centro de día del Salvador atendió a 44 ‘sin techo’ en 2016

El 57% de ellos logró culminar su proceso de reinserción social y sólo cinco lo abandonaron

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El centro de día del Salvador -dependiente de Cáritas Diocesana y las Hermanas de la Caridad- atendió a 44 personas sin hogar a lo largo del pasado ejercicio, el 81 por ciento varones, españoles, y con edades comprendidas entre 46 y 59 años. De esas 44 personas, 25 iniciaron y culminaron el proceso de reinserción, trece fueron derivadas a otros recursos y sólo cinco abandonaron.

Los datos fueron ofrecidos ayer por el director de Cáritas Diocesana, Francisco Domouso, coincidiendo con la presentación de la Campaña de personas sin hogar 2017, que incide en la necesidad de recordar la universalidad del derecho a disfrutar de una vivienda digna.

Domouso explicó que en la mayor parte de los casos, las personas atendidas venían de pasar “entre uno y dos años sin domicilio fijo”, dándose el caso de que muchas de ellas tenía “estudios secundarios” e “incluso universitarios”. Si bien el centro de día del Salvador atendió el pasado ejercicio a 44 personas, el director de Cáritas entiende que la cifra de atendidos por las diferentes organizaciones adheridas a la Red de Integración Social (RIS) pudo haber rondado “las doscientas personas” sin hogar. A esa red pertenecen los recursos del Hogar San Juan, Hogar La Salle o Ceain, entre otras organizaciones. 


El director de Cáritas insistió en la idea de que una persona sin hogar no es sólo aquella que vive en la calle, sino también la disponiendo de un techo bajo el que cobijarse no disfruta de unas condiciones mínimas de habitabilidad. En este sentido, llamó la atención sobre el estado en el que se encuentra tanto el centro histórico como las barriadas de su entorno.

El centro del Salvador está de hecho “rodeado de mucho desastre”, citando Domouso la “situación lamentable” en la que se encuentran las viviendas del Palacio de Dávila, a pesar de que la Junta es la titular del edificio. El director de Cáritas constató la presencia de “humedades, ratas y barreras arquitectónicas” en estas viviendas, lamentando también la existencia de casas de vecinos en la calle Justicia “en las que se vive de manera indigna”.

De igual modo, Domouso se refirió al estado de la calle Nueva, una vía que consideró propia “de una ciudad sin ley”, al tiempo que alertó de la presencia de “muchas personas mayores viviendo en casas en las que da miedo a entrar” en lugares tan céntricos como la calle Arcos. 

El trabajo que Cáritas y las Hermanas de la Caridad desarrollan con las personas que pasan por el centro de día del Salvador busca su reinserción social, incluyendo también la mediación con empresas que las puedan ofrecer empleo tras culminar un proceso previo de formación.

Domouso lamentó por otra parte las dificultades que existen para atender a aquellas personas que sufren algún tipo de enfermedad mental, toda vez que las administraciones públicas apenas ofrecen recursos en los que puedan recibir un trato adecuado a sus necesidades. En 2016 fueron cuatro las personas con estas patologías que pasaron por el centro de día y debieron ser derivadas a otros recursos.

Dos años sin recibir subvenciones

El obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, recordó que el centro de día del Salvador “lo están sacando adelante los católicos”, ya que en los dos últimos años no se han recibido subvenciones públicas. De ahí que solicitara la apertura de “alguna vía” para que este recurso pueda percibir dinero público. Además, reivindicó soluciones para el problema que estos recursos se encuentran cuando deben atender a personas que sufren algún tipo de enfermedad mental. “Nosotros hacemos lo que podemos, pero es una situación que nos supera. Ya es hora de que los poderes públicos respondan a una realidad que está en la calle”.

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