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El temporal descubre restos arqueológicos en el Tómbolo de Trafalgar

Se trata de un recinto situado en la zona sur del monumento natural, cuyas dimensiones superan los cien metros cuadrados

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  • Imagen del hallazgo. -

El paso del temporal Emma por las costas de Trafalgar ha dejado a la vista un nuevo hallazgo arqueológico. Se trata de un recinto de más de cien metros cuadrados, ubicado en la misma zona en la que se encuentran las conocidas “piscinae” o balsas romanas de Trafalgar, presumiblemente usadas en la Antigüedad como piletas de salazón. En concreto, los restos descubiertos por el temporal que ha azotado la costa se hallan al mismo nivel del mar, más bajo que las piletas.

El técnico de la Delegación de Cultura, Antonio Aragón, ya ha emitido un informe tras inspeccionar el hallazgo con el fin de investigar  más a fondo este descubrimiento. Del documento se desprende que sus medidas son, aproximadamente, de quince metros de largo por siete de ancho. Al menos en lo que aparece a ojos vista, dado que algunas rocas de gran tamaño, caídas desde la parte alta por efecto continuo de la erosión del mar, cubren el recinto parcialmente.

Al contrario que las “piscinae”, siempre al aire libre y maltratadas por agentes erosivos y objeto de algunas conductas incívicas, la construcción descubierta aparece mejor conservada, pues la arena que hasta ahora la ha cubierto ha preservado buena parte de la estructura. Aún así, lo que ahora se puede ver no parece sino una sección transversal del conjunto, pues quizá se han perdido sillares que elevaban la altura de la construcción.

De los cuatro lados que supuestamente tiene el recinto, solo tres son perceptibles a simple vista. Uno de ellos, el más llamativo, compuesto por sillares labrados en piedra arenisca, cuyas dimensiones son aproximadamente de 50 x 50 centímetros. Aparecen formando parte de lo que parecen 15 pilares, en dirección oeste, dejando entre los mismos un espacio. Junto a estos pilares se trazó otra línea paralela con sillares y aspecto de haber constituido entre ambas obras un muro relleno de piedras sueltas. Otro lado, a siete metros del primero hacia el mar y en paralelo al mismo, con cuya longitud parece cuadrar, se ha tallado en las mismas rocas del lugar. El tercero que puede verse, de siete metros de largo, también se ha tallado en las rocas, imitando los pilares descubiertos.

En la zona interior del recinto aparecen restos de tambores de columnas también labradas en arenisca. Todos estos restos solo son perceptibles con marea baja, pues con marea alta las olas baten abiertamente el lugar, y es de suponer que las deposiciones de arena que arrastran las mareas volverán a cubrirlo con el tiempo.

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