A las críticas que han venido suscitando el estado deplorable de algunas zonas de la ciudad y la sensación de suciedad generalizada, empieza a encontrar ahora el respaldo mayoritario de la oposición, de vecinos y de los propios trabajadores, los que han dicho basta ante el incumplimiento, según ellos, del pliego de condiciones y con la maquinaria de recogida como uno de los puntos calientes.
Un pliego de condiciones amparado bajo la polémica desde su gestación por la dificultad que entrañó convencer a las demás fuerzas políticas de la oposición de sacar adelante tal compromiso, a pesar de las dudas creadas de que finalmente dieran el resultado previsto anunciado por el equipo de Gobierno.
El mayor contrato municipal, 34 millones de euros, necesitó de tres intentos para salir adelante en el Pleno, no sin las lógicas reservas que desde otros estamentos valoraban la conveniencia de firmar su compromiso con Fomento de Construcciones y Contratas (FFC). Bajo lupa y con las dudas de que convenciera y resultara, los malos presagios, a tenor de las críticas encontradas, han cumplido los temores anunciados. Y con creces. Contenedores llenos, calles sucias y malolientes y un servicio señalado. Desde el centro, pasando por las barriadas y terminando por las zonas más periféricas.
Todas han padecido las consecuencias de unas prestaciones y todo ante un verano. El panorama no es el mejor ni el más indicado ante la acumulación de frentes abiertos con los que se mueve el Ayuntamiento portuense y que tiene ahora con éste un asunto de envergadura.
La Comisión de Seguimiento del Servicio está fijada para el lunes 9 de julio. Los trabajadores ya han dejado claro que exigirán el cumplimiento del pliego, tomando todas las medidas oportunas en caso de seguir los incumplimientos.