Al comienzo del curso escolar el próximo 10 de septiembre muchos niños experimentarán el llamado ‘síndrome posvacacional’, -el mismo que padecen sus padres al regresar a sus trabajos-. Un síndrome que se caracteriza por “unos altos niveles de estrés y cierta angustia” en el paciente, tal y como explica Laura Izquierdo, psicóloga especializada en Atención Temprana Infantil en el ‘Centro Vitaria, Psicología & Sexología’ de Jerez.
Pero es posible paliar sus efectos. Para ello la especialista recomienda a los padres que comiencen, al menos con una semana de antelación, a incorporar la rutina escolar en el día a día de los niños. De esta manera, conseguirán minimizar el impacto emocional que produce en el menor “al afrontar de la noche a la mañana” que debe volver al colegio.
En una entrevista a este medio, Izquierdo explica como desde el inicio de las clases es “muy normal observar que a los niños les cuesta dormir, se sienten más cansados, están un poco más tristes, irritables o angustiados”. La especialista señala la importancia que tiene en este momento del año que los padres preparen emocionalmente a sus hijos para afrontar el fin de las vacaciones estivales. “Debemos motivarlos, destacando los aspectos más positivos de volver a la escuela, como ver a los amigos o aprender cosas nuevas. Es necesario crear un entorno adecuado en el que los niños se sientan libras “para expresar sus emociones sin vergüenza o culpa”, resalta la especialista, que recomienda “mucho dialogo” entre padres e hijos.
A lo largo de su experiencia profesional ha podido constatar como en las aulas andaluzas ya se van incorporando los talleres de inteligencia emocional que capacitan a los niños en la gestión de sus emociones. De esta manera, continúa explicando, “aprenden a identificar las emociones que experimentan en cada momento y que “no hay que estar siempre contento, se puede estar triste, no es malo si es así como te sientes”. En este sentido, esta experta recomienda ver la película de dibujos animados “Del revés”, porque, en su opinión “explica muy bien las emociones humanas”. No obstante, si ante el inicio de las clases, el adulto observa conductas atípicas en el menor “como por ejemplo que come mal, duerme poco o está más irritables”, que se prolonga más de un mes, debe estar alerta. Podría ser reflejo de que el niño pasa por una situación difícil en su entorno. Ante estas circunstancias las familias han de estimular el dialogo, “para que el niño venza su miedo y hable del tema”.
“Darse cuenta de que un niño sufre acoso escolar es más complicado de lo que parece” apunta Izquierdo. No obstante, algunas señales pueden poner a los padres en la pista, como que “el niño nunca tenga ganas de ir al colegio, llore por nada o se irrite con facilidad”. “Hay que tener en cuenta que son los profesores los que ven a nuestros hijos en el colegio”, y por tanto, tienen un papel protagonista en detectar este tipo de situaciones. Por ello la psicóloga subraya la importancia de un relación estrecha entre padres y educadores.
Paciencia y diálogo
“En la sociedad en la que vivimos todos sufrimos mucho estrés” y los adolescentes no son ajenos a ello, opina Izquierdo. “Estos jóvenes atraviesan una etapa difícil en la que ya no son niños pero tampoco adultos” y experimentan una verdadera efervescencia hormonal, “lo que les lleva a exteriorizar el estrés con una mayor agresividad”.
A los padres, Izquierdo les recomienda “paciencia y diálogo” y aconseja utilizar refuerzos estimulantes como puede ser fijar un “premio” que tenga valor para el adolescente y que sea consecuencia directa de su desarrollo académico.
En cualquier caso, el regreso de los niños a las aulas supondrá para las familias andaluzas una media de 193 euros en equipamiento escolar, lo que supone un 25% menos que la media de los españoles, y un 33% menos que el gasto medio en 2017. Así lo reflejan los datos del analista de comportamiento de consumo a nivel nacional Cetelem.