El Museo Arqueológico de Sevilla es una institución con una identidad propia y singular marcada por la diversidad e importancia de sus colecciones. Es para mí un honor dirigir a partir de ahora este centro centenario, que ha obtenido importantes logros, algunos de ellos de gran relevancia para la cultura y el patrimonio sevillano y andaluz, y que ha contado desde siempre con el respaldo institucional de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y con el esfuerzo y desvelo del completo, diverso y profesional equipo del museo.
Es de sobra sabido, aunque vale la pena recordar, que es uno de los primeros museos en España en su especialidad. Cuenta con grandes colecciones, como la de escultura romana o los bronces jurídicos romanos, reconocidos mundialmente como un conjunto único.
Y cuenta también con piezas excepcionales, de todos conocidas, como la Venus de Itálica, la Astarté o el Tesoro de El Carambolo. Todas ellas forman parte de la memoria colectiva de sevillanas y sevillanos. En estos días, tras mi nombramiento como directora del museo, y casi de manera inevitable por mi trayectoria profesional, me planteaba como uno de los retos principales contribuir a reforzar la imagen del museo, proyectar el reconocimiento social, institucional y científico con el que cuenta y reforzar el vínculo con una ciudad y una provincia que tienen motivos de sobra para estar muy orgullosas del Arqueológico.
Cabe citar aquí algunos de los logros más importantes de estos últimos años, como la ampliación y diversificación de las actividades de difusión y educación, a través de exposiciones relevantes y de éxito, talleres didácticos, jornadas, cursos y seminarios; también el establecimiento de cauces de participación social, de investigación y de cooperación institucional; sin olvidar la modernización de los procedimientos a través de los cuales realizamos las funciones que la sociedad nos ha encomendado, que no son otras que la conservación, investigación y difusión del enorme y rico patrimonio arqueológico de la provincia de Sevilla que conserva el museo.
Es también necesario resaltar los numerosos frutos que está consechando la estrategia de apoyo a la investigación arqueológica a la que tantos esfuerzos ha dedicado el equipo del museo bajo la dirección de mi antecesora en el puesto, Ana Navarro. Su impulso a los proyectos de investigación, el constante apoyo de la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte y el establecimiento de alianzas de cooperación con relevantes instituciones científicas locales, nacionales e internacionales han sido decisivos.
El segundo reto que me he planteado tiene relación con el futuro, con la proyección de este singular patrimonio que recibimos los sevillanos y sevillanas y que debemos legar a las nuevas generaciones, con una renovación del Museo Arqueológico de Sevilla que le permita poder navegar en las complejas aguas del presente y del mañana.
El reconocimiento y crédito alcanzados nos van a permitir proyectar el futuro del museo desde el compromiso con la calidad en la gestión y con la prestación de servicios públicos esenciales, desde el imprescindible y continuo respaldo e impulso de la Consejería de Cultura, desde la máxima atención a las tendencias culturales, científicas y sociales y sobre todo, desde la cercanía y sensiblidad hacia la ciudadanía en sus demandas de un museo del siglo XXI.
