En el debate actual sobre las futuras inversiones municipales en el convento de Santa Clara observo que se está centrando más en priorizarlas en función de la propiedad de cada zona que en atender las más perentorias necesidades y urgencias del propio monumento. Es evidente que la capacidad económica de nuestro Ayuntamiento está muy limitada por el ingente patrimonio monumental en mal estado que ha acumulado.
Por eso, antes de plantear una inversión de más de tres millones de euros y por un período temporal de cuatro años, se requiere una reflexión serena y rigurosa sobre la problemática del edificio en su conjunto, sobre sus urgencias y sus necesidades a fin de establecer un calendario razonado de intervenciones. Quisiera aportar unos datos, que ayuden en ese sentido, sobre el estado y las potencialidades de algunas zonas que creo necesitadas de una intervención urgente y prioritaria.
Por ejemplo: el núcleo central del Palacio de Don Fadrique. Se corresponde con la parte más antigua del edificio, comprende todo el frente occidental del claustro y se articula en torno a la Celda Prioral del cenobio que ocupa el centro de ese flanco y que, originalmente, era la estancia-torre principal del Palacio. Torre que aún hoy puede apreciarse asomando sobre los tejados conventuales de ese costado y que todavía conserva, aunque cegadas, las cuatro ventanas tetralobuladas características del siglo XIII.
En sus muros se aprecian interesantes bandas epigráficas medievales, así como abundantes pinturas murales de distintas épocas y carácter. Su recuperación es fundamental para conocer la génesis y vicisitudes del edificio y, por ello, de la historia de Sevilla. El hecho de que, pese a su importancia histórica y arquitectónica, todavía después de 17 años desde su adquisición, continúe apuntalada esta parte es una prueba más de la urgencia de su rehabilitación. La zona siguiente, a mi juicio, necesitada de una intervención urgente sería el costado norte del claustro. En él distinguimos dos zonas con distintas problemáticas y necesidades.
La parte más occidental, propiedad de la Archidiócesis, comprende el coro (alto y bajo) del XVII con serios problemas estructurales. Una primera intervención de urgencia requeriría el desmontaje del artesonado del coro bajo, el apuntalamiento completo de la estancia y el desmontaje de la magnífica sillería del coro alto como paso previo a la consolidación y refuerzo estructural del espacio.
La otra parte de este frente la ocupa otro de los espacios más antiguos del edificio: la conocida como Sala De Profundis por ser con la función que ha llegado hasta nosotros. Al llegar la Comunidad a finales del XIII, aquí se instaló la primera capilla conventual que fue enriqueciéndose decorativamente con interesantísimas pinturas murales que se adivinan bajo numerosas capas de encalados. Las características que se adivinan en las catas paramentales efectuadas nos hablan de, tal vez, las pinturas más antiguas y valiosas existentes en nuestra ciudad.
Contigua a esta Sala se encuentra otra dependencia con una pintura mural de gran tamaño que representa a San Cristóbal con una iconografía similar al existente en la Catedral y, la más antigua escultura de busto redondo existente en Sevilla: el sepulcro del Obispo de Silves, don Álvaro Peláez, de 1349.
Estas estancias fueron consolidadas estructuralmente y resueltos los problemas de cubiertas y humedades por lo que sería relativamente fácil y poco costoso llevar a cabo la restauración de las valiosísimas pinturas murales, el acondicionamiento de estas estancias como espacios expositivos y, al disponer de acceso directo desde el claustro, sería posible con poco coste y en plazo reducido, incorporarlas al circuito cultural del Espacio Santa Clara. Sirvan estos ejemplos de posibles actuaciones urgentes y prioritarias como una contribución a un empleo más riguroso de los fondos públicos y a la más pronta, racional y consensuada recuperación de este monumento “en su totalidad” tal y como establece el Convenio de noviembre de 2001.